TRAICIONEROS (#2)

PRÓLOGO 1 año antes

Kitaldi estaba examinando las últimas pruebas de ADN de la humana, cuando apareció su compañero de trabajo.

_ ¿Ya terminaste?_ Preguntó curioso.

Desde que le dijo que podía ser parte de la misión Trunf, no paró de aparecerse cerca de él como un espíritu ancestral, y bombardearlo a preguntas.

_ ¿Te parece que si hubiera terminado, estaría todavía encerrado aquí, idiota?

_ Lo siento, es que estoy muy emocionado. Nunca he visto la Tierra.

Kitaldi lo miró frunciendo el seño.

_ ¡Estamos a tres años luz de distancia! Se ve en todas las puestas del quinto sol.

_ ¡Sí, lo sé! Pero me refiero a verla de cerca. Dicen que es magnífica. Quiero visitarla.

Kitaldi soltó un suspiro, exhaustado con el comportamiento de su compañero de trabajo.

_ Eres igual a mi abuelo: loco por ver la Tierra, y compartiendo secretos con esos seres inferiores. Los humanos son agresivos, impredecibles y traicioneros.

Su compañero rodó sus seis ojos.

_ Pero Babilonia fue un gran Imperio. ¡Éramos sus deidades!

_ ¡¿Y cuánto duró?! Nada._ Exclamó fríamente._ Ni siquiera mi padre llevaba cinco días en incubación avanzada, y ya no había más Imperio.

Su planeta oculto era un secreto. Y el genio de su abuelo les reveló sus secretos a los humanos, creyendo que podían crear alguna especie de raza mestiza.

_ Si calculas los días en años...

El sonido del escáner nano-celular sonó, interrumpiendo a su compañero de trabajo.

Kitaldi se acercó a la pantalla principal y anotó en una hoja de cuantonio los datos obtenidos.

_ La humana es potencial._ Pensó en voz alta, Kitaldi.

_ ¿Será útil?

_ Más de lo que imaginamos. La operación se iniciará. Si todo va de acuerdo al plan, él no se enterará.

_ Espero que estés en lo cierto, ese tipo me da miedo._ Dijo su compañero, frotándose las manos.

_ ¡No me importan tus miedos! Prepara a los otros sujetos e infórmale al Argnigós sobre nuestros planes, para que acepte la operación.

_ ¿Qué pasa si no acepta?

Kitaldi levantó la vista de la hoja de cuantonio. Sonriendo maliciosamente, miró a su compañero de trabajo y exclamó:

_ Lo haremos por la fuerza.