Sweet Like Chocolate

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Billy

- ¡Ya te dije que no sé dónde está! - exclamo ya cansado.

Mi padre suelta una maldición entre dientes y golpea el volante del auto.

- Escúchame, bien - dice aparcando en el centro - Vas a dejar de ser la mierda que eres y vas a encontrar a tu hermana.

- Ella no es mi hermana - murmuro.

-He sido muy paciente contigo - cuando voltea a mirarme sé que es mejor callar a que me vaya peor en casa - La llevas sana y salva a casa o...

¿O vas a golpearme?

- O tendremos una seria discusión - volte a mirarlo - De hombre a hombre.

Salgo del auto rápidamente apenas él sale también. Espero a que se haya ido completamente de la cuadra y siento que por fin puedo respirar. Aprieto los puños conteniéndome de gritar en plena calle.

Iba a matar a la niña pelirroja uno de estos días.

Caminé un par de cuadras tratando de  pensar en dónde podría haber ido esa polizonte hasta que levanté la cabeza ante un letrero rosa neón.

Luego de pensarlo unos segundos decido entrar a la cafetería. Con la mirada busco una melena pelirroja sin embargo no había rastro alguno de ella. Me dejo caer en uno de los banquillos libres en la barra.

Escucho la puerta de la cocina abrirse, mas yo solo veía la servilleta entre mis manos. Empecé a hacerla pequeños trozos como si eso disolviera todos mis problemas. De solo una servilleta pasaron a ser cinco. Luego un par más podría seguir así hasta que una mano se posó sobre la mía.

-Toma - levanto la cabeza y me topo con la mirada preocupada de la señorita malteada.

- No he ordenado nada - digo al ver la malteada de chocolate frente a mí

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- No he ordenado nada - digo al ver la malteada de chocolate frente a mí.

-Lo sé - dice soltándome y tomando una bandeja - Pero pareces necesitarlo.

Antes de que pudiera replicar que no necesitaba su simpatía o lástima, ella ya se había alejado.

Lizzie

Al regresar a la barra, lo primero que llamó mi atención fue un asiento vacío y el vaso alto (especial para malteadas) vacío. Un par de billetes debajo del vaso me hicieron sonreír un poco.

- ¿Y eso? - pregunta Viri saliendo de la cocina.

-¿Qué? - pregunto extrañada.

-¿Eso que traes ahí? - dice señalando mi cara, específicamente mis labios - No te había visto sonreír desde que llegaste.

Meto los billetes en el  bolsillo del vestido.

- Solo es una buena propina - le resto importancia mientras tomaba la bandeja que la pelirroja me tendía.

- No puede ser - susurra ella - Mira disimuladamente quién acaba de entrar.

Volteo rápidamente la cabeza hacia la puerta de la cafetería,lo cual hace que Viri me tirase un codazo.

- Te dije disimulada - alzo mis hombros tratando de adivinar de quién se trataba, hasta que...

- ¿Steve? - murmuro y automáticamente me escondí tras la barra.

-¿Qué haces, cariño? - dice ella en reproche.

- Steve está aquí - digo cubriendo mi rostro entre mis manos.

- Lo sé, yo te lo dije.

-¿Qué hace aquí?

-¿En una cafetería? Oye no lo sé - dice Viri haciendo notar la obviedad en su voz.

- Tienes que atenderlo tú - digo tomando su mano tirando de ella haciendo que acabara de rodillas tras la barra también - Viri, por favor.

- No no - biega con la cabeza - Atiéndelo tú.

- Sabes que no puedo decir más de tres palabras cerca a él - grito susurrando.

- Es por eso que vas a ir allí y le vas a tomar la orden - susurra ella de vuelta.

- Viri...

-No

- Pero...

- Shhh

-No me chites - le regaño.

- Deja de ser una gallina y ve por tu chico - dice ella levantándose.

- No, Viri, por favor... - ruego tratando de tomar a la pelirroja por el tobillo para evitar que se metiese en la cocina pero fallando en el intento.

- No te escucho - dice ella tarareando hasta desaparecer por la puerta de la cocina.

Okay. Lizzie. Respira.

Inhala.

Exhala.

Inhala...

-¿Hola? - tengo que tapar mi boca para evitar soltar un chillido.

-Hola - respondo levántandome rápidamente, por lo que tengo que sujetarme a la barra.

- Lo siento, no quería sonar descortés pero no vi a nadie así que quise ver si... Ya sabes, podrían tomarme la orden.

Suelto una de mis risas nerviosas.

Para explicarlo mejor... básicamente es mezcla entre un ronquido y un ataque de asma.

- ¿Estás bien? - pregunta él con el ceño levemente fruncido mas su sonrisa no dejó su rostro.

-¿Qué? - siento el rubor expanderse por mis mejillas y rápidamente le tiendo el menú - ¿Comer?

- Gracias - dice él tomándolo algo extrañado - Creo que estaré bien con una hamburguesa.

- Hamburguesa - repito asintiendo. Sabía que estaba quedando como idiota. Iba matar a Viri por hacerme pasar esta vergüenza.

- Y una malteada de vainilla también - dice él al ver el menú.

Asiento y cuando hago que mis piernas vuelvan a funcionar...

- Creo que esto es tuyo, Lizzie.

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-¿Sabes mi nombre? - pregunto conteniendo saltitos de alegría tomando el menú de entre sus dedos.

- eh...Lo dice en tu placa - señala con una pequeña sonrisa.

Rayos.

- Oh, claro. Lo sabía - murmuro y me alejo de allí rápidamente.

-¿Cómo te fue? - pregunta Viri asomando su cabeza por la puerta de la cocina.

- Dos palabras - murmuro - Risita de puerco.

- Esas son tres...

- Viri, cállate y dame una hamburguesa con una malteada de vainilla- digo posando mi cabeza entre mis manos.

- A sus órdenes, capitana.

ᗷᏆᎢᎢᗴᖇᔑᗯᗴᗴᎢ // Billy HargroveWhere stories live. Discover now