ᗷᏆᎢᎢᗴᖇᔑᗯᗴᗴᎢ // Billy Hargrove

Boys Will Be Boys

Billy

- Maldita idiota - susurro al ver el gran rayón en mi auto. Sabía que había sido la estúpida pelirroja que había llegado a invadir mi vida. Como siempre, sería yo quien tuviese que pagarlo.  Siempre era yo quien lo pagaba.

Cierro  fuertemente la puerta del coche y me dirijo hacia la escuela. Apago mi cigarrillo antes de que el primer timbre de la mañana sonara. Por suerte no me había topado ni con el idiota de Tommy ni con el rey Steve.  Por más gracia que me hiciera ver rabiar al estirado de Harrigton, hoy no estaba de humor.

¿Algún día estaba de humor?

-¿Esto les causa gracia? - mi mirada va por defecto hacia el pequeño tumulto que se iba juntando alrededor de uno de los casilleros. Un poco de drama para amenizar la mañana nunca está de más.

Empujo a un par de niñatos para ver qué sucedía. Un montón de imágenes recortadas de revistas Playboy cubrían el casillero de "La señorita Malteada". ¿Lo curioso? En donde los rostros de las calientes modelos deberían estar, relucía la sonriente cara de la chica que ahora miraba las imágenes negando con la cabeza.

-Lo están haciendo mal, muchachos - ríe ella - Lo admito, esta vez fue un 5/10. Les debió tomar tiempo,un punto más por el esfuerzo. Pero...-suelta un suspiro- Ese ni siquiera es mi lado bueno.

"La próxima,  saquen la cabeza de sus traseros y sean originales. No reciclen sus estúpidas ideas del año pasado"

Dicho esto abrió su casillero y tomó sus cosas para luego cerrarlo fuertemente.

Uno de los de primer año se acerca y toma uno de los pósteres y se lo mete en la mochila. Así sin más. Sin disimular. Imbécil.

Lizzie

-Mierda- susurro al sentarme en el medio del salón. Mis párpados pesaban toneladas ya, mas no podía dormir. Si lo hacía estaba segura que recordaría. Y no quería llorar frente a el mar de hormonas.

"Los chicos serán chicos"

Sabía quiénes lo habían hecho.

Tommy, podía esperar cualquier cosa de él. Pero que Carol lo hiciera, eso era muy bajo. Bajo incluso para ella.

Pero estaba bien.

Todo estaba bien.

Podía soportarlo.

Estaba a sólo 1000 dólares de irme de Hawkings. 1000 dólares y me iría lejos. A una gran ciudad. O a cualquier ciudad. Pero lo haría. Estaba decidida a hacerlo.

No tenía razón para quedarme.

No tenía razón para no tratar de ser feliz.