Cap. 2 - Los días que pasaré contigo

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—Entonces quítate la venda. El agua me cubre, estás arrodillada y estoy en ropa interior, no podrás verme... si eso es lo que te preocupa. —Un tierno color rojizo invadió las mejillas de Luz tras decir lo último.

Amity no estaba muy de acuerdo, pero de todo modos era lo más sensato, no quería seguir lastimándola al apretar muy fuerte el vendaje.

—Solo déjame...

Luz se acercó lentamente al rostro de la peliverde para retirarle la venda. Amity, tímida, levantó su mirada, que conectó directo con los ojos de la propia Luz, sintiendo ambas un leve pinchazo en su pecho.

El corazón de Amity dio un brinco. Cómo ya es costumbre, su rostro tomó una coloración rojiza desde el mentón hasta la punta de sus puntiagudas orejas. Luz no se quedó atrás, notó un hermoso brillo en los ojos de su amiga, una nueva ola de sensaciones la obligó a acercarse más y más, sorpresivamente su rostro se tiño de rojo. 

El tiempo se detuvo en esa habitación, el latido de sus corazones y las gotas de agua cayendo del cabello de la morena causaban un notable eco para ambas. Sus temblorosos labios estaban a escasos centímetros, tanto que podían verlos brillar, podían sentir la respiración de la otra; podrían haberlo concretado y ninguna se habría negado, pero no era el momento ni el lugar adecuado. Es decir, estaban en un baño.

—Está bien, no me molesta para nada —susurró la morena—, tranquila.

Amity cerró lentamente sus ojos y aunque nunca lo admitiría en voz alta, desde lo más profundo de su ser, esperaba que Luz hiciera lo mismo.

—Solo agacha un poco la mirada... me da algo de vergüenza —soltó una risilla—. Espero no sufrir más estos minutos a tu lado.

Y aunque Luz se refería al proceso de curación de sus heridas, esa mala elección de palabras significaron un golpe bajo a los sentimientos de la peliverde. 

Hablando del lugar y momento incorrecto.

—Claro, las heridas... no te preocupes —murmuró Amity, apagando su tono. 

Bajó la mirada y volteó un poco su cabeza a la derecha, no por petición de Luz, sino para evitar que la morena viera como sus ojos empezaban a cristalizarse luego del indirecto rechazo de sus sentimientos.

—Uhhh... Amy, mientras me ayudas, ¿podrías contarme qué pasó? Mi cabeza me da vueltas y lo último que recuerdo es una especie de chillido llamándome.

—Ese chillido era yo —comentó la peliverde con un tono notablemente molesto, aún sin dirigirle la mirada.

—Ese chillido era yo —comentó la peliverde con un tono notablemente molesto, aún sin dirigirle la mirada

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Hace una hora.

— ¡Despierta! ¡Tenemos que salir de aquí!

Pasé de mover Luz lentamente de los hombros a usar más fuerza para intentar reanimarla. Estaba muy asustada y algunas lágrimas amenazaban con resbalar por mis mejillas. ¡No sabía qué hacer! Ningún libro de Hexside me preparó para sobrevivir estas espantosas lluvias.

Una semana atrapada con ella - Lumity TOHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora