Chi/Bol Week 2020

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A la mañana siguiente despertó muy emocionado, empezó a cocinar el desayuno y una merienda para llevar a la playa con mucha alegría, tanta que se puso a cantar y bailar todas las canciones que reproducía su celular.

- Buenos días - Manuel entraba a la cocina más temprano de lo habitual para ser un domingo.

- Buenos días - Saludo dejando los desayunos en la mesa - ¿Cómo dormiste?

- Esa pregunta es nueva, ¿te sientes bien? - Sonrió viendo como Julio terminado de guardar comida en su mochila con la emoción de un niño.

- Me siento estupendo, ya quiero ir a la playa - Se sentó a desayunar.

Comieron en relativo silencio, en el celular de Julio se seguía reproduciendo las canciones que anteriormente estaba cantando.

Cuando salieron del departamento se encontraron cara a cara con la anterior señora del piso inferior, cruzaron unas miradas furiosas y, sin decir nada, la señora entró al apartamento de enfrente mientras ellos soltaban unas risas.

Bajaron al sótano del edificio, se subieron al carro y se fueron a la playa con Julio tarareando todas las canciones que ponían en la radio y Manuel sonriendo por el comportamiento infantil de la persona a su lado.

- ¿Piensas seguir cantando todo lo que escuches? - Le dijo estacionando el y apagando el motor.

- Sí, y si no te gusta pues pena, te aguantas - Respondió bajando del coche con una sonrisa.

Abrió la parte trasera del auto para sacar la mochila un paraguas de gran tamaño, el chileno hizo lo mismo sacando un bolso con cosas para la playa que había alistado.

Caminaron sobre la arena hasta llegar a un lugar donde consideró adecuado dejar las cosas y, antes de empezar cualquier actividad, Manuel le dijo que se colocará protector solar, el boliviano se encontraba de tan buen humor que lo hizo sin chistar.

Julio corrió a entrar al agua y empezó a nadar, el chileno se fijó que no había ningún tipo sospechoso que les robase y entró también al mar.

Vió como Julio solo sabía nadar de una forma así que se ofreció a enseñarle otros estilos, y él aceptó.

Así pasaron la mañana, llegó un momento en el que les dió hambre y Julio se ofreció a ir a recojer la comida que había puesto en su mochila que dejó en el auto.

- Julio, no te entiendo - Miguel apareció detrás de el mientras - ¿Qué te traes con el chileno ese, Juli?

- Miguel - Se sobresalto por el susto - No esperaba verte aquí, ¿cómo estás?

- ¿Es acaso tu nueva estrategia para conseguir mar? - El peruano tenía una cara enojada.

- No se de que hablas, ¿qué haces aquí?

- ¿Qué haces tú aquí y con Manuel? - Se cruzó de brazos - ¿Qué no lo odiabas y todo eso?

- No es algo de tu interés, además las personas cambian - Su buen humor se fue tornando serio.

- Si, lo se muy bien. Y sí es de mi interés, eres mi hermano y solo quiero saber que todo está bien.

- No lo eres, ni de sangre ni de nada - Frunció el ceño - Los hermanos no buscan aprovecharse de la debilidad del otro.