𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐄𝐢𝐠𝐡𝐭. 𝐖𝐞 𝐦𝐮𝐬𝐭 𝐠𝐨, 𝐢𝐭'𝐬 𝐧𝐨 𝐥𝐨𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐬𝐚𝐟𝐞.

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— ¿Quién es MinGi?—pregunta San interrumpiendo todo el plan que la pareja había armado cuando YunHo mencionó ese nombre que le resultaba conocido pero a la vez no, ignora la mala mirada que le da el alto y continua comiendo de la manzana que el menor partió para él.

—Es mi amigo y corre peligro estando allá fuera sin mí— responde dramático, a San esa respuesta le parece un tanto irónica pues ese amigo suyo no era el único que corría peligro a causa de la situación actual.

—Pues no es el único—ataca YeoSang.

El de mechones rosas lo mira con una mueca de incomodidad, y resopla acomodando por quinta o sexta vez los papeles que había dejado en la mesa de mármol. JongHo y YeoSang se enfrentan en una batalla de miradas fulminantes, uno pidiendo que se disculpe por ser grosero, el otro buscando el momento perfecto para seguir atacando con sus comentarios directos.

San mira con atención las facciones del rubio a su lado, y puede jurar que verlo así de serio le encendía a mil. Aún recuerda como se había quedado casi toda la noche observándolo como dormía plácidamente y como ahogó una maldición cuando empezó a babear encima de él.

—Como decía, reuniremos todo lo que sea de utilidad de la casa y saldremos de expedición para buscar más cosas y de paso a un par de personas que son de importancia para nuestra sobrevivencia—explica, mostrándoles un mapa impreso de la ciudad con unos círculos marcados en distintos distritos, tan lejos de dónde ellos se encontraban.

A excepción de uno, que se ubicaba a un par de casas cerca.

— ¿Por qué tenemos que ir hasta aquí? ¿Qué hay en esa casa?—inquiere el rubio después de unos minutos de silencio, apunta con su dedo el círculo más cercano y YunHo mira fugazmente a su pareja como si le preguntara si debe hablar sobre eso o no.

—Pronto lo sabrán, mientras debemos irnos que ya no es seguro quedarnos—habla JongHo levantándose de su silla y desapareciendo de la cocina, los que aún quedaban se miraban con confusión marcada en sus rostros y se disponen a levantar los platos sucios del desayuno-almuerzo.

San se dispone a lavar todo mientras YeoSang lo mira desde su lugar, apoya su mentón en su palma extendida y suspira. El chupetón en la nuca descubierta de su compañero le llama la atención y se ruboriza cuando pequeños flashes de la noche anterior regresan a su mente, cuando se levantó a mitad de la noche por los gritos que se escuchaban retumbar por todo el piso. No quería ni enterarse de donde provenían, así que volvió a recostarse dándole la espalda a San quien después lo abrazó por la espalda y pudo sentir la dureza del otro en su parte trasera.

Sabía que estaba despierto por la forma en la que se restregaba contra él, y la fuerza con la que sujetaba su cintura descubierta. A ninguno de los dos les gustaba dormir con ropa encima, así que habían acordado en quedarse con un pantalón puesto al menos YeoSang se había acostado así, en cambio San salió del baño con tan solo sus calzoncillos puestos.

Rompió la regla veinticinco de convivencia.

Aún siente los besos húmedos que se encargó de repartirle por todo su cuerpo, arrancándole varios gemidos y como San le susurraba "me aprietas tan bien, bebé" que lograba ponerlo más duro de lo que ya estaba. Como gemía en su oído al arañarle la espalda y apretaba su cintura con sus piernas, cuando invirtieron posiciones y el quedó encima suya mientras se movía en círculos y San le apretaba aún más la cintura, los brincos que daba y como terminó con la espalda baja llena de rasguños.

Ambos llenos de rasguños y chupetones.

— ¿Me estás escuchando?—le golpea la frente, sacándolo de su trance. YeoSang parpadea varias veces y lo observa sintiendo como el rostro le arde por la vergüenza que lo golpea— estás rojo, ¿te sientes bien?

[𝐑𝐔𝐍!] 𝐑𝐔𝐍, 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄, 𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐎𝐑 𝐃𝐈𝐄 #1 (EN EDICION)Where stories live. Discover now