Por fin habían comenzado las clases y era sensacional saber que vería a Stefanie y a Tyler mis mejores amigos, al vernos nos abrazamos y contamos todo lo que habíamos hecho durante nuestras vacaciones.

La escuela estuvo aburrida y tras haber comprendido que volvería a hacer tareas ya no me parecía tan sensacional, aún así estaba feliz porque ya no vería mucho a mi hermana y a su estúpida muñeca.

Llegué a casa y mamá estaba preparando el almuerzo, corrí a mi cuarto y tiré mi mochila, abrí el armario para buscar algo de ropa y casi me da un infarto al ver a mi hermana ahí adentro con la muñeca.

-¿Que haces aquí? Mierda casi me matas del susto.

-Sólo estoy jugando, no digas malas palabras le diré a mamá.

-Pero y que demonios juegas aquí si esta oscuro.

-Jugamos a las escondidas.

-Mejor salté de aquí, debo buscar ropa.

Mi hermana salió del armario y se sentó en la cama y comenzó a peinar a su muñeca, me quedé observandola detenidamente y noté que el cabello de la muñeca estaba casi impecable era muy diferente a como se veía el día que la madrina la trajo, estaba sucia y descuidada y ahora se veía como nueva.

-¿Que le hiciste a esa muñeca?

-¿Te gusta? Mami y yo fuimos a donde un señor que arregla juguetes y le arregló el cabello, la limpió y le puso ropa nueva.

-Se ve como nueva pero aún así me da miedo.

-Es muy linda no se porque te da miedo.

-Niñas ya esta el almuerzo, gritó mamá, eran las palabras que más me gustaban.

-Vamos a comer.

-Si ya voy.

Mamá había hecho un rico estofado con verduras, tenía tanta hambre que comía rápidamente y mamá me dijo que comiera despacio, mi hermana apenas tocaba la comida y hacía como que si le daba a la muñeca, odiaba que la pusiera en la mesa, incluso había puesto libros en la silla para que la muñeca alcanzara, me daba miedo porque estaba sentada justo enfrente de mí.

Mamá me sirvió más pues estaba riquísimo, pero no podía dejar de observar a la muñeca, ahora con su nuevo aspecto daba más miedo, tenía cepillo y un cabello largo y brillante color castaño, tenía esos lindos ojos azules y una cara de inocente que daba mucho miedo, había algo en esa muñeca que no me gustaba, era una sensación extraña, como un instinto que me hacía percibir algo maligno en ella.

Estaba tan cansada por el largo día que había tenido en la escuela y quería dormirme temprano, mi hermana no paraba de cepillar el cabello de su muñeca y de nuevo tenía la mirada perdida.

-Bueno Susi, lamento interrumpir tus juegos pero tu querida hermana se va a dormir.

-Esta bien yo también iba a dormirme.

-Esta bien, buenas noches.

-Buenas noches.

-Esperen niñas, vengo a darles las buenas noches.

-Buenas noches mami.

-Buenas noches, Susi, dijo mamá dándole un beso a mi hermana.

-Espera, no le darás su beso a Kelly.

-Claro, buenas noches Kelly, dijo mamá besando la muñeca con indiferencia.

-Buenas noches Julia.

-Buenas noches mamá pero no vayas a besarme, tus labios tocaron esa muñeca.

-¡Julia!

-Que mala eres, Kelly no te ha hecho nada.

-No pero esa cosa me da miedo y asco, sólo mirala.

-Julia deja de molestar a tu hermana, hablaremos contigo seriamente jovencita no sé que te esta pasando.

Mi hermana comenzó a llorar como si yo la hubiera ofendido a ella y no me tocó otro remedio más que pedirle perdón para que mamá no se molestará aún más.

-Perdón hermana no quise ofenderte.

-Díselo a Kelly, a ella fue a la que ofendiste.

Miré a mamá como diciendo ¿Esto es en serio? Pero mamá me lanzó una mirada amenazante y tuve que pedirle perdón a la muñeca.

-Perdón Kelly.

-Dice Kelly que te perdona pero que para la próxima no la provoques y no seas tan hipócrita.

-¡Mamá! ¿Escuchaste lo que me dijo?

-¡Ya basta! Es hora de dormir, acuestense y apagare la luz.

-Hasta mañana.

-Que descansen, las quiero mucho.

Mamá apagó la luz y mi hermana se dio la vuelta y no dijo más nada, me dormí furiosa con ella pues sentía que estaba cambiando mucho, ya no era esa dulce y tierna niña que yo conocía, parecía que esa muñeca la controlaba.

Más noche volví a despertar cuando escuché de nuevo "mamá" me levanté de la cama y miré a mi hermana, tenía abrazada a la muñeca y después de un rato ya no volvió a decir mamá, me quedé casi un minuto contemplandola, sentía que no podía ni moverme y de pronto la muñeca parpadeo, ¡Joder! Me tiré a mi cama y me cubri toda con mi sábana, mi corazón palpitaba de tal forma que sentí que lo escuchaba, estaba temblando y no me moví, no me atreví a quitarme la sábana de encima, casi me hacía encima, sabía que esa cosa tenía algo maligno...

Esta noche no podré dormir...

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt