¡Habló!

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-Vamos, acompañame, dijo Gertrudis mientras jalaba el brazo de Marcos.

-No quiero entrar ahí, ¿Y si nos regañan?

-¿Y quién lo hará?

-No sé, mi mamá...

-Vamos, no seas gallina, debo ver si la muñeca esta ahí adentro.

-¿Que muñeca? ¿Vas a robar?

-Luego te explico.

-Esta bien, pero no me parece buena idea.

Marcos entró a la casa con Gertrudis, gracias a la ventana que estaba abierta, era la ventana del sótano, así que para Marcos la sola idea de entrar en una casa vacía y justo en el sótano, era aterrador, él era muy miedoso y paranoico.

Enteraron y el sótano estaba oscuro y habían muchas cosas aún, Gertrudis sintió escalofríos y Marcos caminaba detrás de ella vigilando sus espaldas, subieron hasta la puerta del sótano y la abrieron, un silencio y un vacío les dio la bienvenida y los recuerdos llenaron de nostalgia a Gertrudis, recordó las veces que había venido a jugar con Kelly, ahora todo estaba vacío y sin vida.

-Por favor vámonos, ya esta oscureciendo.

-Será rápido, hay que subir.

-No, ¡Por favor! Arriba no.

-Esta bien, quédate aquí, yo iré sola.

-¡No! Esta bien te acompaño.

-Bien, pero no hagas ruido.

-¿Porque?

-¡Sólo cállate! Haces demasiadas preguntas.

-Perdón.

Subieron lentamente las gradas de madera que rechinaban con cada paso, los corazones agitados de Marcos y Gertrudis se escuchaban junto con la respiración agitada, Marcos recordó aquella noche cuando Kelly gritaba, se levantó asustado por los gritos y corrió al cuarto de sus padres, su pequeño hermano Kevin también estaba ahí.

-Mamá, papá ¿Que le sucede a Kelly?

-No tengo idea cariño, Chris ¿Que podrá ser?

-Yo tampoco tengo idea, pero esa niña grita como si tuviera un demonio adentro.

-¡Un demonio! Gritó Kevin abrazando a su madre.

-No hijo, no es lo que quiso decir, es como si lo tuviera pero no lo tiene.

-Pero yo si lo creo... Dijo Marcos y sus rodillas temblaban.

Así de esa forma temblaban cada vez que se acercaba al cuarto de Kelly, esa casa era grande y oscura, el sol se estaba despidiendo y la oscuridad fantasmal se avecinaba con cada segundo del reloj que aún colgaba de la pared olvidada.

-Gertrudis, recordé que Kelly estaba poseída, tengo miedo, vámonos.

-Kelly no estaba poseída, estaba loca, ahora lo sé.

-¿Porque?

-Shiiii, silencio ya llegamos.

La mano de Gertrudis temblaba mientras se acercaba al picaporte, tenía miedo de lo que fuera a encontrar al otro lado de la puerta, tomó aire y abrió la puerta rápidamente, una brisa fría salió disparada de la habitación y los pelos se les pusieron de punta, había nada más un mueble olvidado, unos papeles y un cuadro de flores, pero la muñeca no estaba, entonces Gertrudis sintió mucho miedo y se echó a correr, dejando atrás al asustadizo de Marcos quién gritaba tras ella. Llegaron hasta afuera y ambos estaban aliviados, bueno Gertrudis no tanto, ahora tenía más preguntas que respuestas.

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora