Capítulo 3

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Las flores eran bonitas; o eso decía su madre cuando estaba viva, aunque no haya ninguna planta en casa en la actualidad

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Las flores eran bonitas; o eso decía su madre cuando estaba viva, aunque no haya ninguna planta en casa en la actualidad.

Olía a flores frescas.
Recordar a su madre le traía tantas memorias de la naturaleza.

—¿Despertaste?

—¿Qué haces aquí? —cuestionó tratando de controlar las náuseas que sentía.

—¿Me estas corriendo, tonto? Incluso vine con otro tonto a verte.

—Tan dulce, insultando a mi persona en mi ausencia. —dijo el mayor entrando a la habitación con dos latas de café en mano.

¿Cuándo habían comenzado a llevarse tan bien? Por supuesto, luego del trágico cumpleaños del bicolor, cuando por pedido de su padre se quedaron hasta tarde haciendo un reporte de depósitos, estropeando toda celebración al menor, aunque él no festejaba su cumpleaños apreciaba mucho el tiempo libre que tenía pues le gustaba dormir. Para ese momento ni uno de los 3 se conocía, el de los cabellos azabaches era el que llevaba mucho más tiempo laborando en el banco mientras que la señorita de los lindos ojos grises apenas cumplía un mes de labor y el albino una semana. Para nada habían coincidido y que el pelirrojo los juntara de pronto fue una sorpresa para los 3, más para Shoto pues eso significaba que le había negado su petición de dejarlo ir más temprano a casa para descansar. Con resignación, se puso manos a la obra con sus compañeros para terminar lo antes posible e irse pero el estupor que sintió al ver a sus compañeros con un pequeño pastel fue tanto que finalmente terminó relajándose y hablando con ellos durante toda la noche, aún luego de terminar el pedido de su jefe.
Luego de ese día intercambiaron números y siguieron en contacto, hasta el momento actual. Dos años de amistad en los que no la pasó tan mal. Aunque le hubiese gustado ir a dormir ese día a casa.

—¿Qué me pasó?

—Te desmayaste, eso pasó. ¿No estas comiendo bien? Te ves más pálido de lo habitual, te hace falta color, amigo.

—¿Quieres café? —preguntó el de los lentes con una amplia sonrisa hacia Shoto.

—Sí. —contestó con felicidad— Que lástima, el café es para la gente que no esta enferma, toma Yaoyorozu.

—Gracias, Iida. —la chica tomó en mano la bebida y limpió la tapa antes de abrirla a la vez que tomaba el control de la televisión y la prendía.

No era que le incomodara la compañía de ese par, pero sí le parecía extraño que ambos permanecieran a su lado tan tranquilamente como si el trabajo no fuese importante, o como si el jefe no existiese.
Los observó a cada uno con detalle y se perdió un momento en la lata de café de la chica, moviendo su cabeza para volver en sí y cuestionarles su inquietud.

—¿No tienen que trabajar? Enji estará furioso si los ve holgazanear.

—¿Quién crees que nos pidió que te cuidaramos? Él parecía muy preocupado. —el albino sonrió ante lo dicho por la pelinegra.

El del pronóstico ✓Tododeku Where stories live. Discover now