2 | Mis Donas

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"Soy el loco que cree que la risa lo cura todo". —Patch Adams.

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La ceremonia de donaciones ya había culminado y todos los presentes se encontraban dialogando sobre los avances médicos que se estaban investigando en Arkadia y uno que otro tema de política el cual Jaha quería sacar; solo que el equipo médico hacía malabares para evadirlo. No les gustaba meterse en ese tipo de temas con él; ya lo conocían, su única intención era de buscar votantes para cuando llegaran las elecciones poder lanzarse como Senador.

Mientras que Clarke, aún analizaba el hecho de que la chica con hermosos ojos, pero con un muy mal gusto por la moda, ya tenía nombre; y no era otra que la famosa Doctora Lexa Woods. Lo que le sobraba en inteligencia, le faltaba en presencia. Como una persona con ese cerebro prodigioso, podía ser alguien que cree que cuadros y estampados van de la mano, en definitiva verla era pecado.

"Hermosos ojos" —pero que mierda estoy pensando— era lo que su mente no dejaba de rondarle. Porque la verdad, es que aquellas dos esferas verdes habían calado muy profundo en ella, solo que es muy orgullosa como para aceptarlo y menos si se trataba de la Doctora Woods. Es como si el agua se dijera que el color del aceite es precioso. Igual de estúpido.

Clarke se mantenía alejada de todos aun pensando en lo ocurrido, más por aquel mensaje que Raven le envió —Todo está listo— ¿Qué podía significar aquello?, y entre más indagaba, su cabeza solo quería explotar. Veía a todos hablando, comentando felizmente por las donaciones y lo mucho que ayudaría a la salud de los pacientes, cosa que le importaba una reverenda mierda, deseaba irse rápido, pero Finn seguía conversando muy animado con una doctora, que viéndola desde donde estaba, es muy atractiva. Una pelirroja de cabello corto a los hombros, de piel blanca y ojos de un color que aún no podía definir. ¿Hermosa?, sí que lo era.

Le causaba risa el hecho de que el Fiscal Collins deseaba llevarla a la cama, es demasiado obvio incluso para ella que estaba a unos metros de distancia; lo desafortunado, por lo menos para Finn, era que la chica en cuestión se le notaba muy incomoda con las intensiones del hombre. Además, que aquella doctora tiraba un aura de que el género masculino no era lo suyo; sumando también, las miradas que le lanzó a un par de reporteras antes que el inepto de su jefe se acercara.

—¡Clarke! Con que aquí estas —Una voz evita que siga riéndose por dentro de aquella cómica escena. Al girarse, se encuentra con su madre y un rostro algo molesto.

"Universo o quien sea... Denme paciencia para lo que viene", pensó.

—Por favor madre. No estoy de ánimos para sermones, ya suficiente tengo con Finn y el universo que se quiere desquitar conmigo —Se quejó.

—Y yo suficiente con tu actitud Clarke. Y eso a lo que le dices "universo" se le llama karma, y en tu aura hay mucha negatividad que vas esparciéndole al que se te acerca. Hija, debes valorar más las cosas que te rodean —Exclamó Abby preocupada. La verdad, se culpaba por haber arrinconado a Clarke a tener aquella actitud tan pedante. Ella la ama incluso cuando la trata mal, es su madre; y odiarla no puede, le da pavor dejar este mundo y que su niña no tenga a alguien en quien apoyarse.

—Ay Dios, no me vengas con eso. Ya te dije que no estoy de humor —Contestó molesta—. ¿Qué era lo que querías hablar conmigo? —Preguntó frunciendo el ceño—. Es que tuve un pequeño atraso con una estúpida que derramo café en mi chaqueta Chanel... ¡La Chanel! ¿Puedes creerlo? Lo que tuve que hacer para que el idiota de Finn la comprara.

Abby solo podía observarla con asombro, aún no podía creer que aquella niña inocente, de grandes ojos azules que cargo en sus brazos al nacer, fuese esta misma mujer. Una persona vacía, sin algún sentimiento de amor hacia otras personas, egoísta y materialista. Le dolía en el alma creer que era su hija... Odiaba en el mundo pensar de forma despectiva hacia su sangre.

Verte es... PecadoWhere stories live. Discover now