[ Capítulo 8 ]

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Pasaron un par de días; pero, sin lugar a dudas, el presente era el que Karma podía destacar más.

¡Acababa! ¡De! ¡Regresar! ¡Del! ¡Espacio!

¡Del espacio!

Todo había sido en verdad emocionante. Los astronautas en el centro de comandos, habían congeniado con ellos y les habían enseñado algunas cuantas cosas. Como muestra de agradecimiento, cuando se convirtiera en un reconocido burócrata, se aseguraría de incrementar el presupuesto para viajes espaciales.

Al regresar a tierra firme, la clase E los había recibido con los brazos bien abiertos. Todos estaban emocionados, mirando con los ojos bien abiertos al celular de Nagisa, donde Ritsu almacenaba y acomodaba todos los datos.

Regresaron al viejo aulario tras cambiarse. Una vez estuvieron en la sala de madera corroída, observaron atentamente a la pantalla de Ritsu, esperando el resumen de toda la información obtenida.

Cuando la chica de cabello violeta habló, los corazones de todos dieron un gran vuelco y se quedaron en shock.

Koro-sensei sólo tenía una probabilidad de explotar de menos del uno por ciento. ¿Qué era un uno por ciento? ¡Probablemente no explotaría ni en tres vidas, joder!

Finalmente, habían decidido que continuarían con el asesinato hasta marzo. Si no lograban acabar con el pulpo, ellos simplemente se graduarían de la clase del asesinato y volverían a ser estudiantes normales; sin embargo, Karma no estaba seguro de poder lograrlo.

¿Cómo iba a simplemente olvidar todo lo aprendido en esa clase? Un montón de conocimientos y recuerdos se albergaban en el viejo aulario, y él no iba a deshacerse de ellos fácilmente.

Bajó la montaña del viejo edificio, girando con su brazo su bolso, ni siquiera importándole que algo dentro del interior se arrugara o maltratara.

Llegó al edificio principal en un santiamén. Estaba tan agotado que, por primera vez en su vida, quería llegar a su hogar sin meterse en problemas.

Lástima que las cosas siempre van como no quieres que vayan.

Salió de Kununigaoka sin dificultad. El verdadero problema era la banda de alfas, de tamaño poste de luz, que se encontraban esperándolo en uno de los callejones de la avenida principal.

Dios, ¿en serio tanto te gustaba causarle problemas?

No se necesitaban palabras, él simplemente lo supo cuando los vio: ellos venían buscando una pelea.

Soltó un suspiro mientras observaba a los abusones crujir el cuello y puños. Él, dejo en el suelo su bolso y formó un pequeño puchero con los labios; en ese momento, uno de las alfas se quitó la chaqueta y se la arrojó en la cara a Akabane.

Se la quitó con una mueca de asco. En realidad, el olor no era asqueroso, pero si era extraño. No pudo relacionarlo con algo que ya había olido antes, era un nuevo aroma desconocido.

—Oh~, ya veo que los abusones como ustedes no tienen modales. —burló, arrojando la prenda algunos metros a la izquierda. —Apuesto a que ustedes ni siquiera lavan su propia ropa; son tan inútiles~.

Esto, pareció enfadarlos a algunos; sin embargo, el alfa que le arrojó la prenda, simplemente sonrió con satisfacción.

A Karma le hubiera gustado poder detenerse a pensar en porque lo había hecho, pero la lluvia de golpes llegó poco después. Puños, patadas y quejidos abundaron en el lugar, mas, por alguna razón, el omega se encontraba más cansado que de costumbre.

Trató de atribuirlo al hecho de que acababa de salir de la atmosfera en una nave espacial; no obstante, en el fondo sabía que no era eso. Un pequeño calor se alojó en la parte baja de su vientre, un calor extrañamente conocido.

Faulty Omega [AsaKaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora