Un.

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—¡Buenos días, Hyung!

                   
SeokJin saludaba a JungKook cada mañana, sin falta.

En cuanto amanecía y el Sol se asomaba dando la luz, ambos chicos salían a su puerta para recoger el periódico.

Esa era la oportunidad del más alto, quien miraba a JungKook con una sonrisa y agitaba sus brazos para que notara su presencia. Pero cuando por fin conseguía que el chico azulado le mirara, simplemente hacía una mueca de disgusto y volvía a entrar en su hogar. Al menos sabía que existía y eso alentaba a SeokJin a seguir intentando.

                   
Estaba la posibilidad de perder su color natural si no conseguía su cometido, su principal intención era ser alguien para el misterioso y silencioso chico de la casa contigua. Pero no, él no se rendiría aunque eso ocurriera, no le importaría dejar de ser el chico naranja.

                   
Esa misma tarde, utilizó lo poco que sabía de repostería e hizo un pequeño pastel de chocolate que dejó en una cajita con una flor frente a la puerta del mayor.

                   
JungKook estuvo gratamente sorprendido, a pesar de que no le gustaba el chocolate, porque cuando tomó la caja entre sus manos, la flor pequeña mágicamente se abrió y dejó salir unos brillos. Como si hubiera florecido con su presencia.

                   
El Sol se escondió y JungKook se asomó a su ventana para mirar las estrellas. Para su mala suerte  (según él), su ventana quedaba frente a la de la habitación de SeokJin.

                   
El de cabellos caramelos se asomó ligeramente y le dijo en voz un poco alta.

                   
—Buenas noches, Hyung.

Colours [KookJin]Where stories live. Discover now