Lo único que lo delataba eran sus ojos hinchados, pero, aquellos eran detalles.

Y de otra forma era difícil ver estos, pues se mantenía con la mirada gacha. De no ser por Jimin, muy probablemente hubiera tropezado.

Algo que, para él, era extremadamente peligroso debido al estado tan delicado en el que se encontraba.

—¿Vas a cenar con nosotros? ¿Quieres que te lleve a tu habitación, Koo? Solamente di lo que necesites y yo prometo que haré todo por cumplirlo.

Jungkook sonrió, le encantaba lo atento que Jimin podía llegar a ser.

No le extrañaba que, desde que conocía a su mayor, este hubiera tenido una infinidad parejas, tanto betas como omegas.

Lo que le extrañaba es que estas siempre acababan antes de los dos meses.

—Sé que estás en exámenes, hyung, así que anda a estudiar, ¿sí? Me puede acompañar a la habitación, yo... No tengo muchas ganas de estar aquí abajo.

—Está bien, pequeño.

Rió en cuando el mayor desordenó sus cabellos. Pronto, ambos ya estaban subiendo las escaleras, claro que, Jungkook lo hacía de forma un poco más lenta.

Cada vez se le dificultaba más.

—Luego de los ocho meses si es necesario te voy a cargar, ¿okay?

—Okay.

Jungkook sentía que su ánimo había subido muchísimo gracias a Jimin, agradecía eso.

Pero entonces... Llegaron. Llegaron a la habitación que, aunque no deseaba, siempre hacía que su sonrisa desapareciera.

Y era irónico, porque siempre se la pasaba allí. ¿Quizá por eso siempre estaba triste?

Sacudió su cabeza, tratando de alejar aquellos pensamientos.

Tratando, pues no podía hacerlo realmente.

—Nos vemos, Kookie. Cualquier cosa no dudes en avisarme.

—Nos vemos, Jimin hyung... Muchas gracias.

El rubio se alejó, lo suficiente como para que Jungkook lo perdiera de vista, siendo que ya había ingresado en su propia habitación.

No le quedó más que entrar en la suya.

Apretó sus labios mientras miraba la cama matrimonial situada en el centro. Esta había dejado de gustarle hace algunos días.

Ya no quedaba nada de la calidez que alguna vez le dió.

Ahora, por el contrario, debía taparse con tres mantas para sentir un poco de calor de parte de esta. Si no se tapaba con estas, simplemente sentía frío.

Mucho, mucho frío.

Suspiró, yendo hasta su armario para sacar sus pijama, y, poder cambiarse.

Ahora aquel armario, el cual antes había estado completamente lleno, apenas y tenía prendas. La ropa de TaeHyung ya no estaba, después de todo.

Toda la habitación, ciertamente, había perdido el encanto acogedor que había tenido en un principio.

Y dolía, realmente dolía.

Pero tampoco podía cambiar las cosas.

—Debo dejar de comparar las cosas tanto...

Murmuró para sí mismo.

Terminó de cambiarse y se acostó en la cama, no tenía ganas de cenar. Sentía que sí comía algo, simplemente, iba a vomitarlo.

Y no era su culpa, se había acostumbrado a comer poco, o nada, en la noche. Su cuerpo rechazaba la comida.

(In)fidelidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora