❝ t h i r d ❞

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En el muro había una puerta grande y negra y JungKook avanzó hacia ella, cojeando con energía. El castillo era todavía más feo visto de cerca. Era demasiado alto para su base y no tenía una forma muy regular. Por lo que podía ver JungKook en aquella oscuridad, estaba construido con grandes bloques que parecían de carbón y, como el carbón, todos los bloques tenían distintas formas y tamaños. Cuando se acercó, notó que desprendía frío, pero aquello no lo asustó en absoluto. En lo único que pensaba era en sillas y chimeneas y alargó una mano anhelante hacia la puerta. 

La mano fue incapaz de tocarla. Algún tipo de pared invisible la detuvo a un palmo de la puerta. JungKook la empujó con un dedo irritado. Como aquello no sirvió de nada, lo intentó con el bastón. La pared invisible parecía cubrir por arriba toda la puerta hasta donde alcanzaba su vara y, por abajo, hasta el brezo que sobresalía por debajo del escalón de entrada. 

—¡Ábrete! —le dijo JungKook. 

No sirvió de nada. 

—Muy bien —dijo JungKook—. Pues encontraré tu puerta trasera. 

Avanzó hacia la esquina izquierda del castillo, que estaba más cerca y ligeramente cuesta abajo. Pero no fue capaz de doblarla. La pared invisible le volvió a detener en cuanto llegó a la altura de la esquina irregular. Entonces, JungKook dijo una palabra que había aprendido de MinHa, que ni los ancianos ni los niños pequeños deben pronunciar, y avanzó a trompicones; cuesta arriba, en el sentido contrario a las agujas del reloj, hacia la esquina derecha del castillo. Allí no había ninguna barrera. Dobló la esquina y avanzó impaciente hacia el segundo portón negro situado en medio de aquella pared del castillo. 

El humo negro sopló sobre él y JungKook tosió. Ahora estaba enfadado. Era viejo, frágil, tenía frío y le dolía todo. La noche había caído y aquel castillo le había soplado humo en la cara. 

—¡Voy a hablar con TaeHyung sobre esto! —dijo, y se lanzó con fiereza hacia la siguiente esquina. Tampoco allí había ninguna barrera. Era obvio que había que dar la vuelta al castillo en sentido contrario a las agujas del reloj. En aquella pared había una tercera puerta, mucho más pequeña y desvencijada. 

—¡Por fin la puerta trasera! —exclamó JungKook. 

El castillo volvió a moverse en cuanto JungKook se acercó a aquella entrada. El suelo tembló. Las paredes se estremecieron y crujieron, y la puerta empezó a moverse de lado alejándose de él. 

—¡No, no hagas eso! —gritó JungKook. Corrió tras la puerta y la golpeó violentamente con el bastón—. ¡Ábrete! —aulló. 

La puerta se abrió de golpe hacia adentro, mientras seguía alejándose. JungKook, cojeando furiosamente, consiguió poner un pie sobre el escalón. Luego saltó y se tropezó y volvió a saltar, mientras los grandes bloques negros alrededor de la puerta se movían y crujían a medida que el castillo cogía velocidad sobre la desigual ladera. 

A JungKook no le extrañó que el castillo tuviera una planta tan torcida. Lo que le maravillaba era que no se cayera a pedazos allí mismo. 

—¡Qué manera más estúpida de tratar un edificio! —jadeó mientras se arrojaba en su interior. Tuvo que soltar el bastón y agarrarse a la puerta abierta para no salir despedido hacia fuera inmediatamente. 

Cuando consiguió recuperar un poco el aliento, se dio cuenta de que ante él había una persona de pie, sujetando la puerta. Era una cabeza más alto que JungKook, pero vio que era casi un niño, sólo un poco mayor que MinHa. Y parecía que intentaba cerrar la puerta y echarlo de la habitación que veía al otro lado, cálida a la luz de las lámparas, con el techo bajo de vigas descubiertas, para expulsarla otra vez hacia la noche. 

MOVING CASTLE | KTH + JJKWhere stories live. Discover now