Confesión. Capítulo 18.

Start from the beginning
                                    

–No creo que eso le incumba, señorita Roberts –el repudio a su nombre fue claro.

–Yo soy una mujer, yo puedo complacerte Lauren, no sé por qué te fijas en ella –tomó mi mandíbula entre su mano y alzó mi mirada acercando su rostro al mío.

–Repito, no creo que eso le incumba –sentí su mano arremeter en mi sexo sobre mis pantalones.

–No me toque –la empujé, era la primera vez que me imponía ante ella.

Claro que nunca hubo sexo explícito con ella, solo le gustaba tocarme sobre la ropa y siempre era por lapsos cortos ya que alguien interrumpía o tenía que ir a clases.

–Eres una idiota Jauregui, no sabes con quien te has metido –parecía desquiciada.

–Creo que TU no sabes con quien te has metido –respondí saliendo de la habitación a toda prisa tomando a Camila de la muñeca para ir con ella.

– ¿Qué ha pasado? –yo caminaba de un lado a otro sobre el pasto en el jardín. Pasaba las manos por mi cabello.

–Es que es una… –me abstuve de decir todo lo que pensaba de ella.

–Tranquila Lauren. Sigo creyendo que deberías decirle a la directora de una buena vez –me paré en seco, tomé mi bolso del césped y ella se puso de pie abandonando la banca de concreto.

–Lo haré, pero sólo si tú vienes conmigo –extendí mi mano y ella me sonrió.

Llevaba tres minutos frente a la puerta de la directora tomada de la mano de Camila, no había nadie cerca ya que todos estaban en sus clases menos nosotras.

–No puede hacerlo –susurré mirando al suelo.

–Vamos Lolo, tu puedes –me besó la mejilla –Te quiero y sé que puedes –esta vez me besó en los labios.

Justo cuando separamos nuestros labios la puerta de la oficina se abrió y pudimos ver a la directora con intimidante seriedad.

– ¿No deberían estar en clase? –cuestionó dejándonos pasmadas.

–Señorita Jones, si lo que Lauren tiene que decirle no fuera importante no estaríamos aquí –alegó Camila con serenidad y yo la miré sorprendida.

– ¿Es cierto señorita Jauregui? –miré a la mujer y asentí de manera apenas perceptible.

–Entonces pasen –nos adentramos a la oficina de ambiente contemporáneo y cerró la puerta.

Después de charlar con ella detalle a detalle lo acontecido con Roberts ella la mandó a llamar y en cuestión de segundos con manera serena y profesional negó mis acusaciones.

–Es claro que lo niega, ella me dijo que lo negaría –comenté mirándola con desprecio.

–Esto es un tema serio pero realmente no sé a quién puedo creerle, he escuchado ambas versiones. No puedo hacer nada sin prueba alguna por parte de ustedes. Yo… –la puerta se abrió sin previo aviso y vimos a Ally asomar la cabeza con una sonrisa jovial e intenté ocultar una risa.

–Lo siento señorita Jones pero necesito mostrarle algo, si me permite –la directora confundida asintió.

Ally se acercó a la mujer y sacó su móvil de su chaqueta y se lo entregó a la directora.

La mujer se puso unos lentes antes de observar mejor el armatoste y después de detallar lo que estuviese viendo le regresó el móvil a mi amiga.

–Bien, creo que he tomado una decisión y señorita Roberts –miramos a la rectora que tensó su cuerpo al escuchar su nombre –Está despedida y no podrá volver a trabajar en una institución educacional –la mujer se sentó en su silla dando por terminado el asunto.

–Pero me las vas a pagar Jauregui y tu –señaló a Ally –Tu también me las pagarás –salió del lugar a toda prisa.

–Jauregui, ha hecho bien en venir –tomó unos papeles –Y también tiene suerte de tener a dos amigas que la quieren –me miró con media sonrisa –ahora a clases si no quieren un castigo.

Al salir Camila me abrazó alegre y antes de poder agradecer a Ally, está ya se estaba marchando.

–Iré a por ella, tú ve a clases –por instinto besé sus labios y luego salí a toda prisa detrás de mi amiga.

Ella caminaba rápido y la vi entrar a la residencia, fruncí el ceño y corrí. La encontré en la cocina de nuestro piso.

–Ally –dije con la voz entrecortada y tomé una silla para sentarme frente al comedor – ¿Por qué te fuiste tan deprisa? –observé como me ignoraba y se servía jugo.

Mi amiga estaba a punto de salir de la cocina cuando tomé su brazo.

–Allyson –dije molesta.

–No tienes que agradecerme –por fin dijo intentando soltarse pero no la dejé.

– ¿Por qué te comportas así conmigo? –seguía sentada en la silla y a mi lado estaba ella pero poco a poco aflojaba mi agarre de su brazo.

–No puedo verte a la cara y no sentir coraje –fruncí el ceño y por fin me miró, sus ojos contenían lágrimas.

– ¿A caso te he hecho algo? –ella negó con la cabeza y sonrió con ironía.

–No puedo aceptar que estés con Camila –mis ojos se abrieron ante sus inesperadas palabras.

–Ally…yo… –no pude decir más cuando mi amiga me besó tomando mi rostro entre sus manos.

–Me gustas Lauren… me gustas –dijo sobre mis labios con lágrimas en las mejillas.

Our StoryWhere stories live. Discover now