Una fiesta inolvidable

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Arthur se sentó conmigo en todas las clases y me pregunto sobre lo que me gustaba: mi color favorito, la música que suelo oír, ese tipo de preguntas. Me dieron ganas de reír, mis amigas jamas se imaginarían que este gemelo hablaba tan bien el español. A la hora de almuerzo los gemelos se sentaron con mi grupo de amigas, todas estaban felices, excepto Allison quien notó lo interesado que estaba Arthur en mi. 

En la última clase del día fue que pude escaparme para poder sentarme con Polo, él al igual que todos los días, estaba ensimismado en sus pensamientos apoyado en la ventana hasta que cruce por la puerta. No me dijo nada y yo tampoco le dije nada a él, las personas llegaron al salón y muy pronto la clase comenzó. 

A mitad de clase Polo coloco su cuaderno en mi mesa para que lo viera. 

¿Quieres ir a mi casa después de clase?, decía en la hoja de su cuaderno. Escribí un si de respuesta. 

Trate de controlar mi emoción, al fin sabría donde vive Polo, conocería más de él. 

Sonó el timbre y Polo me sorprendió tomándome de la mano, fuimos caminando en silencio mientras me dirigía, noté que adonde íbamos estaba muy cerca de la playa del pueblo, podía oír las olas. 

Se detuvo frente a un área desierta, lo único que se veía alrededor era una pequeña choza a diez pasos de distancia, lo demás estaba cubierto de una espesa grama que nadie se había molestado en cortar, lucía un poco abandonado. 

-este es mi hogar- anunció Polo mirando a su alrededor con un poco de pena y me llevo hasta la puerta de la choza que abrió sin necesidad de llave. En el interior había una pequeña sala adornada con una mesa y dos sillas, una improvisada cocina a la derecha y vi un pasillo a la izquierda que debían de ser los cuartos. 

-es... acogedor

-ni lo intentes, se que es un basurero- dijo con un sonrisa triste sentándose en la mesa, le di un beso en la frente

-a mi me gusta-dije sincera, no creo que se necesitara un gran espacio para que alguien pudiera llamar a este lugar un hogar. Las cosas que conforman un verdadero hogar son justamente las que no tienen nada que ver con lujo, se notaba en las notas de Polo pegadas en la nevera, en el juego de cartas sin guardar en el suelo, en la foto de Polo con su padre adoptivo en la pared. Aquí vivía una verdadera familia, por lo tanto esto era un hogar. 

Me senté en la otra silla disponible. 

-he querido hablarte sobre lo que paso anoche, tengo algunas ideas- anuncié 

-te escucho

-bueno, para empezar, lo que nos persiguió anoche fue diferente a lo que nos ha pasado a las otras veces estando juntos. Por ejemplo, cada vez que nos besamos o algo por el estilo suele suceder algo en el clima o en el ambiente pero eso es todo, la única que vez que sucedió algo muy grave fue en nuestro primer beso y fue todo una ilusión. Pero anoche algo nos perseguía de verdad, y puedo jurar que es lo mismo que me perseguía el otro día cuando iba a casa y me dio el mismo miedo que cuando nos persiguen en los sueños. 

-Estoy de acuerdo, lo que fuera que sea que nos persiguió anoche es lo mismo que nos sigue en los sueños 

-pero pensé que sólo eran sueños y que nada de esto se volvería realidad, pensé que tu podías manipularlos 

-y puedo, a veces. Pero los sueños en donde nos persiguen no los puedo controlar, no realmente, y si ahora nos está persiguiendo en la vida real debe ser por algo 

- ¿qué es lo que nos persigue exactamente? lo de ayer era una especie de sombra pero en los sueños son unos lobos horribles 

-no lo sé, supongo que esos lobos pueden cambiar de forma, en las pesadillas los veo pasar muy rápido al igual que una sombra 

Hijo de la lunaWhere stories live. Discover now