Especial de San Valentín

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¡Feliz día del amor y la amistad! Espero que este pequeño especial les guste, pensé que sería un buen regalo a todas las personas que les ha gustado esta historia. Siempre quise escribir desde el punto de vista de Polo, espero haberle hecho justicia a mi Hijo de la Luna. 

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Polo

Ahí estaba, sonriendo, a veces siento que es lo único que hace. Sus amigas también sonreían, pero no es lo mismo, no se ven igual. No me hacen sentir de la misma forma. 

A pesar de que su cabello es largo, nunca se lo he visto en una trenza, siempre lo tiene suelto, libre. Al viento le encanta jugar con sus rulos, y a mi me encanta mirar. Y siento que estoy loco por eso. Debo de estarlo. No la conozco, no sé ni su nombre. Pero la siento muy cerca de mi. Todo de ella se me hace familiar. Sus ojos, su sonrisa, la manera en que camina confiada por los pasillos, como si nada la perturbara. 

Vi la pintura que ella hizo, la que ganó el concurso de arte del instituto. Era maravillosa, tiene un gran talento. Yo no sé nada de pintura, ni siquiera puedo dibujar un perro. Pero me gusta leer, y su pintura se me pareció a un poema que conozco, lleno de hermosas metáforas visuales. Dicen que el arte es una expresión del alma, por eso estoy seguro de que la suya es impresionante. 

Estoy en varias clases con ella pero nunca me ve. Y es normal, nadie nunca lo hace. Y si me ven, es solo para burlarse, porque soy solitario, porque no hablo, porque no miro a nadie a los ojos. Sería muy fácil para mi hacer que todos me amen, una mirada y caerían rendidos. Hace mucho tiempo pensaba que podía hacer eso y salirme con la mía, pero me di cuenta de que utilizar ese tipo de poder tiene sus consecuencias. Ya me he acostumbrado a estar solo, es más seguro para todos y nunca me he visto tentado a romper con esa soledad. Hasta ahora...

Ella se levanta, ya es hora de que se vaya a clases. Y yo debería hacer lo mismo. Su amiga rubia la empuja fuerte, actúa como si lo hizo de broma y me dan ganas de gritarle, a mi no me parece gracioso que haga eso. De hecho me cae mal esa chica rubia, habla muy alto, siempre trata de llamar la atención. Y falla, miserablemente. La que más resalta es la chica que llevo meses viendo. Ella siempre está en movimiento, hablando, riendo, pintando, cantando. Baila a mitad del pasillo sin importar quien la vea, dice lo que piensa en clase sin miedo a equivocarse. Ella cree que es una sombra de las otras, que nadie la nota, pero ella es una luz. 

En la noche no pude dormir, estaba intranquilo, tenía un presentimiento. No sabía si era malo o bueno. Tuve que salir a la playa a caminar un rato para despejar mi mente. La luna estaba llena, eso me dio esperanza, la luna llena sólo trae cosas buenas. Me le quedé viendo un buen rato, con muchas preguntas en mente, deseando con todas mis fuerzas que de alguna manera me diera las respuestas que tanto necesito. Quería saber más sobre mi origen, sobre lo que soy, y si existía una manera de que yo pudiera ser normal alguna vez. Si no fuera por mis poderes, mis estúpidos ojos, quizá mi vida sería diferente.  Hablaría con otros sin preocuparme de que hagan todo lo que diga o de que estén conmigo sólo por esa especie de hechizo que hay en mi mirada. No me desagrada la soledad. Pero incluso la luna tiene estrellas acompañándola. 

Al día siguiente me tocó ver clases con la srta. Castillo, ella es una de las profesoras más desagradables. Me senté atrás, donde suelo sentarme. A mi lado normalmente sólo se sienta el que por mala suerte llega tarde. Comenzó la clase y la profesora llenó toda la pizarra de información en cuestión de segundos. Estaba tan concentrado en escribir todo que no presté atención al sonido de la puerta abriéndose ni a la profesora gritando. 

Para cuando termine de copiar ya ella estaba sentada junto a mi. La chica de la pintura, la del cabello largo, la de la sonrisa. No tuve que voltear para saberlo. Apenas distraje mi atención del cuaderno pude sentirla y me paralicé por completo. 

-Oye, ¿puedes decirme qué copió la profesora en la pizarra?

 ¿Por qué me habla? Ni me moví, creo que ni respire. La oí suspirar y me desesperé. En cuestión de segundos algo me poseyó y arrimé el cuaderno hacia ella para que pudiera verlo. Después de hacerlo me sentí estúpido. 

-gracias-respondió feliz y me dieron ganas de pararme y gritarle lo ridículamente hermosa que es. Seguí en modo estatua, que es mi estado natural, y  sonreí internamente.¿Por qué me hacía tan feliz? Sólo me dio las gracias. Eran sólo palabras. 

 No presté atención a nada de lo que dijo la srta. Castillo esa clase. Y como ella se quedó con mi cuaderno copiando tampoco pude pretender que estaba escribiendo algo. Así que me tocó actuar como el chico raro que soy y dure viendo la mesa un largo rato. Sonó el timbre y fue música a mis oídos. Recogí mis cosas con rapidez. 

-No termine de copiar, ¿podrías prestarme tu cuaderno y te lo devuelvo después?

Me vi tentado a prestárselo, sin embargo, necesitaba el cuaderno para mis otras clases. Y no es como si yo fuera a explicarle eso así que simplemente agarre mi cuaderno haciendo caso omiso a su pregunta.Ella jaló el cuaderno con fuerza y el movimiento hizo que me enderezara un poco, lo suficiente para levantar la vista y que su mirada se encontrará con la mía.

Sentí algo muy extraño, no sé si se pueda describir. Una presión en el pecho y a la vez un alivio.  

Sus ojos son aún más lindos de cerca, fue lo que pensé. Aunque reconocía esa mirada, ella lucía hipnotizada. Esto es lo que pasa cuando bajo la guardia. Aproveche lo distraída que estaba y agarre mi cuaderno, salí corriendo, y si no fuera por las personas alrededor, hubiera hasta desaparecido.Fue inútil esperar que ella fuera diferente, inmune. El efecto de verme se le pasaría en un rato, para mañana ya ni se acordará de mis ojos, se olvidará de mi, es lo que pasa con todos.Un segundo se sienten atraídos, entran en un trance, apenas se rompe el contacto están desorientados y con el tiempo se desvanece cualquier efecto que pude ejercer sobre ellos. Me fui directo a casa, estaba frustrado. Que me hablara fue un milagro, una casualidad, estaba muy seguro de que no volvería a pasar...


Que equivocado estaba.


Hijo de la lunaWhere stories live. Discover now