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Narra Édgar
Después de un par de semanas después del atentado que tuvo Edith las cosas han estado muy calientes por Culiacán, se perdió la balanza que sostenía La Paz y tranquilidad en los carteles ajenos al nuestro, por su parte don Mayo hizo hasta lo imposible por dar con los responsables de aquel atentado, bueno no solo el si no que también todos mis cuñado y yo, estábamos furiosos ya que pensando claros es una niña que no tiene ningún cargo de conciencia todavía, ella es la mujer o más bien la niña de mis sueños, en mis 18 años jamás pensé quedar así de pendejo ante una mujer pero con ella, era inevitable ella me atrapó, mi flaquita chula, lo tiene todo.
En fin Culiacán está más caliente que nunca ya que mi padrino el Mayo se ha encargado de despelucarse a cada uno de los hombres de diferentes carteles muy tontamente ganándose a unos enemigos, pero lo puedo comprender siente la misma impotencia que yo al no poder meter tres metros bajo tierra a los responsables de el atentado, en especial se ganó de enemigo a uno de los hombres más poderosos de México, Arturo Beltrán, ni mi apá se imagino tenerlo como enemigo pero siendo aliados el Mayo y él tienen que estar en el mismo equipo siempre.
Edith no se ha despegado ni un poco de mi nos hemos mantenido más juntos que nunca y aunque suene raro todo es a petición del Mayo jamás lo hubiera imaginado, pero así es mientras él y sus demás hijos, Vicente, Serafin y Mayito gordo se encargaban de los pendientes y de estar al mando de la guerra que se desató yo me encargué de llevarme lejos a Edith por un largo tiempo.
Todo fue patrocinado por mi suegro, nos regaló unas hermosas vacaciones a los dos... bueno oh más bien nos trepo en el avión privado con un chingo de gente sin avisarnos de un día para otro, todo fue muy rápido y se supone que debemos de estar contentos ya que ella y yo estamos de viaje lejos de su celoso padre...
Peor NO si mi suegro no es tonto, ya decía yo que era muy bueno para ser cierto, mando a un chingo de hombres con nosotros y después volvió a mandar más y todo para que ella y yo no estemos juntos en la noche y no hiciéramos nada "indebido" por el día, parecían nuestras sombras estaban al lado de las dos camas en la habitación, claro también dormimos separado que pensaban el señor sigue cuidando a su hijita desde lejos.
En fin mi encargo era cuidarla más que a nada en este mundo y eso sería lo que iba a hacer no eran vacaciones ni relajaciones era mi deber mantenerla a salvo así que supuse que se sentiría muy a salvo con uno de esos spas del bello Berlin, era todo fino y caro lo mejor de lo mejor para mi flaquita hermosa.
Edith: Edgar sabes cuanto me gusta que hagamos estas cosas juntos.- dijo muy sonriente al vernos a los dos frente al espejo donde claramente nos veíamos con mascarillas y unos tubos en el cabello para según rizarlo o sepa' que chingaos.
