CAPÍTULO ÚNICO

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     No es que odiase cada partícula de existencia en la tierra, simplemente a su parecer, no le debía absolutamente nada a lo ajeno a su ser

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     No es que odiase cada partícula de existencia en la tierra, simplemente a su parecer, no le debía absolutamente nada a lo ajeno a su ser. Obviamente aquel pensamiento sonaba egoísta, y lo era, nunca lo negó, pese a que no se sentía molesto referente a ello tampoco es como si lo considerase su mejor cualidad, de cierto modo la persona egocentrica en la que se había convertido a lo largo de su vida era una forma eficiente de mantenerse en el pedestal, las opiniones de la gente sobre su persona podrían revolotear a su alrededor a la vez que la gente se alejase de él, pero ¿Qué tan malo puede ser cuando sólo te importas tú?

     No, definitivamente no lo odiaba todo, o fue lo que comenzó a comprender cuando los ojos carmesí de Kirishima Eijirou posaron ferozmente sobre los rubí de Katsuki Bakugou, ciertamente, en un inicio le pareció molesta la presencia del teñido, innecesario e incluso por momentos irritante, mas con el pasar de las semanas que se convertían en meses la voz melodiosa y gruesa del contrario fue ganando un espacio en el oscuro egocentrismo de Katsuki, donde reposaban las ambiciones del rubio, dentro de esa gran masa metafórica dominada por un color cítrico se encontraba el rostro de Eijirou.

     Las formas mediante las cuales Eijirou se fue escabuchendo por el interior de la piel de Katsuki fue con sonrisas, miradas, palabras vacías que en el momento para ninguno tendría sentido, pero en algún momento se volverían el método de escape para las emociones más extremas, ya sea la ira o la depresión. Quizá eso fue lo que nadie antes logró en Katsuki, la acertividad al silencio, o el conocimiento sobre la resecividad en ciertos momentos. No se trataba de únicamente callarse cuando las cosas se pusiesen mal, o dejar que Katsuki gritase cuanto quisiese sin cuestionarle nada, era mucho más, algo que sólo Eijirou podía controlar en Katsuki. Se preguntaba constantemente como dejó avanzar tanto al teñido al punto de ser indispensable. Tomó demasiado de él.

     La primera vez que apreció ahí ni si quiera lo notó, para él simbolizaba el respeto, algo pequeño que no avanzaría a más, tampoco la ocasión en la que una noche fría antes de cerrar sus ojos y caer dormido, la voz e imagen de Eijirou dominaron su mente, segundos fugaces que al día siguiente no recordó, pero estuvieron ahí, ¿Cuándo fue que el espacio diminuto que ocupaba el moreno sobre él se hizo notablemente mayor? La expansión fue sigilosa, algo muy bien planeado, pero Eijirou no lo planeó, un atraco que nadie organizó, Eijirou tuvo mucha suerte. No se habría dado cuenta, o posiblemente lo hubiese ignorado de no ser por, nuevamente, a partir una mirada brusca Katsuki descubrió un sentimiento nuevo, algo que ya no podía describir como amistad y justificarla con la calma que le traía la compañía de Eijirou, ya no era si quiera el aprecio obtenido, era el interés, directamente, la importancia tan desmedida.

     El espacio dominado por las vibras dulces de Eijirou ocupaban al menos un cincuenta por ciento del entero Katsuki. Dejó de ser sólo él.

     Y no por el hecho de ser un despreocupado por lo ajeno desde en un inicio, pero, simplemente el cariño hacia sus padres, o el compromiso con los ciudadanos era incomparable con lo que Eijirou representaba para él, probablemente momentanea, no permanente como las antes mencionadas, sin embargo, lo importante es la fuerza con la que golpeé la estabilidad.

INVASOR  [KiriBaku]Where stories live. Discover now