capítulo 15

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•Hanna•

¿Quién eres?

Le respondí haciéndome la loca. Sabía perfectamente quien era, pero quería jugar un poco.

Mientras esperaba su respuesta, lo agregué a mis contactos con el apodo que yo misma le había puesto.

Frost: Sabes quién soy, no te hagas la tonta.

Alzo mi mirada hacia él y ya no tiene la cabeza metida en el libro como antes ahora me está mirando fijamente

¿Qué coño me miras tanto? Le escribo usando su misma pregunta.

Frost: Eso te pregunte primero, copiona.

Sonrió ante su respuesta, se comporta como un niño chiquito.

¿Cómo conseguiste mi número?

Le mando el mensaje y en eso escucho unas voces, al alzar la mirada me encuentro con un grupo de chicas que le están hablando y frunzo el ceño al ver que una de ellas le indica algo en una hoja.

Me parece haberlas visto por el campus...

El logo que llevan en la camiseta me lo confirma, son colaboradoras del consejo estudiantil y andan buscando voluntarios para no sé qué y veo que acorralaron al pobre Alek.

Veo que él niega con la cabeza, pero una de ellas sigue insistiendo e incluso toma asiento junto a él.

Ruedo los ojos por inercia, esos del consejo suelen ser muy pesados cuando les dicen que no. Veo a Maia quien está concentradísima en su lectura y me propongo hacer lo mismo, ese examen no se hará solo.

Antes le hecho un vistazo a Alek, cuando nuestras miradas se encuentran hace una expresión de terror y con la mirada señala a la chica de al lado. Le frunzo el ceño porque no entiendo qué quiere decir, mejor me dedico a seguir estudiando.

—Ha llegado su ser amado señoritas —llega Eliot haciendo su voz un poco más grave de lo normal.

—Llegas tarde—le reclama Maia—Dijiste que nos ibas a ayudar.

—Tengo una buena excusa—mete la mano en su mochila y saca varios bocadillos.

—No está permitido comer en la biblioteca—le digo cuando le ofrece un paquete de papas fritas a Maia.

—¿Y eso qué? —se queja—No le quites lo divertido a la vida —Me entrega un paquete de gomitas.

Hecho un vistazo a mi alrededor, por si la bibliotecaria no está cerca, siento que esa señora me odia, a cada rato me anda regañando y haciéndome el icónico sonido de "shhh".

No hay nadie cerca, así que acepto las gomitas y él toma asiento a lado de Maia, quedando ambos frente a mí.

—Oigan, ¿soy yo o Alek está que ruega con la mirada que lo ayuden? —pregunta Eliot con la vista fija en la mesa de Alek, quien se nota demasiado incómodo, especialmente con la chica que está a su lado.

—Definitivamente la necesita—dice Maia—Bueno sigamos con lo nuestro.

—Dios, que maldad la tuya—habla Eliot —Deja le aplicó una que nunca falla —dice mientras marca un número en su celular.

Y al segundo veo que el celular de Alek empieza a sonar, el tono de llamada resuena en toda la sala, lo que capta la atención de otros estudiantes. Alek se levanta de la mesa diciéndoles no sé qué a las chicas y luego se escabulle por la estantería de libros.

Cuando el grupo de chicas decide irse, siento unas manos apretar mis hombros.

—Gracias por escuchar mis plegarias, Eliot. Ya que alguien fue algo lenta para captarlo—dice haciendo énfasis en ''alguien''.

Creciendo Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora