El Prodigio

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Algo había cambiado cuando abrí los ojos por la mañana

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Algo había cambiado cuando abrí los ojos por la mañana. Era la luz y al mirar por la ventana pude ver qué una fina capa de hielo cubría el césped, el techo de los autos en la entrada y los árboles.

Toda la lluvia del día anterior se había congelado, ya podía imaginarme el humor de Bella al salir de su habitación, por suerte yo no había heredado la falta de coordinación. Papá ya se había ido antes de que Bella y yo nos levantasemos.

Antes de bajar a preparar el desayuno preferí darme una ducha y cambiarme para el instituto, así en cuanto terminará podría irme sin pasar demasiado tiempo con Bella. Creo que tarde unos 30 minutos en el baño, volví a mirar por la ventana y me di cuenta que el monovolumen de Bella no estaba, supongo que prefirió irse sin toparse conmigo. Me fui directo a mí armario y comencé a buscar que ponerme, considerando que afuera había nieve claramente hacía frío, así que opte por un conjunto abrigado.

Una vez vestida, bajé y fui directo a la heladera, bebí un poco de jugo de naranja y comí un tazón de cereales

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Una vez vestida, bajé y fui directo a la heladera, bebí un poco de jugo de naranja y comí un tazón de cereales. Luego puse todo en el fregadero y salí de casa, mire mí auto y vi que papá había entrecruzado una finas cadenas, papá realmente era muy atento, seguramente también las puso en el de Bella pero tal vez ella no lo note hasta que esté en el instituto.

Me subí al auto y me puse en camino al instituto. Mentiría si dijera que dentro de mí no corre cierta emoción al pensar que puedo ver a Edward al llegar, lo que es soberanamente estúpido e irracional dado que llevo poco menos de un día de conocerlo. Y después del día de ayer, en que casi me atraviesa con su mirada, creo que como mínimo debería estar avergonzada en su presencia, pero al pensar en él una euforia inmensa me recorre por completo.

Entré con cuidado al estacionamiento y conduje hasta un lugar vacío, traía los audífonos puestos con la música bastante alta al salir de mí auto. Pero de repente oí un sonido extraño, era un chirrido fuerte que se convertía rápidamente en un estruendo, entonces, sobresaltada, alcé la vista.

Vi muchas cosas al mismo tiempo, a diferencia de las películas en las que todo va en cámara lenta, el repentino choque de adrenalina hizo que mí mente trabajara más deprisa y comprendiera todo con mayor rapidez.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora