Capítulo 12 Planes concluidos

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Cuando don Alonso se acercó, María se encontraba bastante seria. Don Alonso le preguntó:

- María, te sientes bien? con quien hablabas?- mientras intentaba tomarle la mano.

Ella respondió:

- Con uno de los últimos invitados. Señor, quería comentaros algo. Me siento halagada por lo del compromiso, pero usted sabe que mi corazón pertenece a otro hombre. Por favor no dude de mi honestidad y de mi agradecimiento pero no me pida que acceda a tal compromiso.

Don Alonso preguntó de nuevo:

- María, yo sé lo de sus verdaderos sentimientos, pero creo que por el momento es lo mejor. Creo que no tendrás ninguna mejor protección que la que yo puedo ofrecerte, además de que Beckett no podrá hacerte ningún daño.

- Tal vez tenga razón, mi señor, pero creo que no puedo ser más sincera. Le pido encarecidamente que me de tiempo para aclarar mis dudas y sobre todo adaptar la realidad de Jeremy.

- Está bien, María, lo haré, no lo dudes. Quiero que estés tranquila y que tú sola encuentres la respuesta.

Se alejaba y entró en la habitación. Se echó a llorar sobre la cama mientras soñaba con Jack y tras de ella escuchó una voz.

- Ya no llores, Mary- dijo Jack, mientras la levantaba y la tomaba en sus brazos.

María secó su llanto y le dijo tristemente:

- Pero si tú no crees en mí...

Él colocó su mano en la boca y terminó:

- No, María, claro que creo en ti, además he escuchado todo y no puedo menos que dar gracias a Dios de haberte encontrado sana y salva. Por cierto, quiero ver a nuestro hijo.

Ella le tomó la mano y lo condujo a la habitación contigua. Ahí estaba el niño, en una cunita, dormido. Él se acercó y le besó la frente mientras lloraba a un costado. María lo abrazó y le habló:

- Amor, tu hijo Jeremy...siempre le he hablado de ti y él sabe que tú eres su padre.Y ahora que podamos estar juntos los tres verás qué felices vamos a hacerlo.

Se abrazaron y Jack comenzó a ponerse cariñoso con María.

Ella no sabía si rechazarlo. Pasaron a la siguiente habitación, y en ese momento tocó don Alonso:

- María, sólo quiero pedirte que te encierres con llave y a Jeremy también y no salgas para nada. La gente de Beckett viene para acá y no me gustaría que te encontrara.

María respondió por dentro:

- Si, señor, no se preocupe.

Entonces cerró la puerta con llave. Jack la abrazó y le dijo:

- ¿Lo ves? Todo está de nuestra parte. La noche...las circunstancias y ahora podré tener a Beckett en mis manos- dijo Jack apretando el puño.

- Pero debemos planear todo muy bien- comentó María

- Sí, amor, pero ahora no, ahora sólo quiero recobrar el tiempo perdido.

Y entre beso y beso cayó la noche y ellos hicieron el resto encerrados en esa habitación, recordando momentos especiales que volvían a hacerse realidad.

Muy de madrugada, empezaron María y Jack a resolver lo del plan. Nada se les ocurría y trataban de concentrarse. Por fin empezaron a trazar al que llamaron su "plan maestro".

Al amanecer don Alonso golpeaba la puerta de María. Ella respondió por dentro:

- Aquí estoy, señor, ¿qué deseaba?

- Nada, María, sólo verificar que estabas bien.

- Sí, señor- respondió María- no se preocupe.

Jack preguntó a María:

- ¿Qué pasó, linda?

- Nada - contestó María, con tono angustiado. - Quisiera saber qué está pasando pero no me ha dicho nada.

- No te apures, Mary - contestó a su vez Jack. - No he venido solo. Esto se va a poner muy interesante.

Afuera se encontraron Beckett y don Alonso empezaron a discutir:

- Con que me traicionó, mi señor- comenzó a hablar Beckett con tono irónico.

- Sólo buscaba la seguridad de María, milord - respondió don Alonso.

- ¡No me crea tan ingenuo, señor don Alonso! Sé sus verdaderas intenciones y he venido para llevarme a María - ordenaba Beckett.

- No crea que sea sensato de su parte, milord, ya que los dos estamos en ésto y si yo caigo usted también caerá.

En ese momento se acercó el gobernador Swann acompañado de algunos soldados fieles a la corona:

- En nombre de la corona inglesa, exigo que se entregue al señor Cutler Beckett por los delitos de usurpación de cargo, asesinato, robo y secuestro.

- No tienen pruebas para condenarme - contestó Beckett mientras los soldados lo aprehendían.

- Claro que las hay, Beckett- continuó el gobernador. - Tenemos pruebas de todo lo que has hecho y de cómo has comprado la lealtad del ejército para tu beneficio. Y por si esto fuera poco sabemos de tu conspiración con este señor para cometer un robo.

En ese momento soldados de la corona española se acercaron a don Alonso con órdenes del virrey don Antonio de Mendoza de aprehenderlo también.

- ¿ Y a mí por qué? ¿A qué se debe este atropello?

- Ningún atropello, señor.- dijo Jack Sparrow acercándose, con la identidad de Walterius Dickttington. -Usted pretendió casarse con esta mujer por la herencia que se va a recibir y he contactado a los familiares de María para que sean ellos mismos quienes le entreguen su parte. Aquí están sus hermanos Rodrigo y Luis Alvarez.

Los muchachos se acercaron presentándose ante las autoridades de la Nueva España.

- Ahora sólo falta que don Alonso entregue a María. - ordenó Jack.

- Eso nunca! La tengo bajo llave y no se las entregaré...comentó don Alonso furioso.

- Pues yo no estaría tan segura- comentó María acercándose a todos. - No sé por qué don Alonso hace las cosas de manera que siempre su izquierda se entera de lo que hace su derecha, y las llaves también tienen duplicados, señor. Ahora estoy enterada de todo y me he librado de vuestras manos.

Y corriendo abrazó a sus hermanos quienes le pidieron perdón por haber participado en su secuestro.

El Legendario SparrowWhere stories live. Discover now