Cap. 2 El origen de María

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Cap. 2 El origen de María

A la mañana siguiente un grito despertó a Jack.

- ¡Capitán, viene un barco! ¡Es un galeón español!

Jack se levantò sobresaltado y confuso, por la incomodidad de la noche anterior, sus sueños revueltos y la resaca de la botella de ron bebida; observó al horizaonte y era verdad; un galeón español se acercaba hacia el Perla.

Los hombres se agruparon alrededor de Jack y comentaban entre sí que podrían estar perdidos.

Gibbs tomó la palabra:

- Capitán, ¿qué haremos? ¿Y si nos alcanzan? Esta vez no lo vamos a contar...

Jack pensaba y pensaba, tratando de resolver el conflicto que se les presentaba.

- Dénme un momento solamente.

Rigby interrumpió:

- Debimos haber ido a Tortuga. Si no hubiera sido por esa chica extraña...vaya capitán.

Jack sacó su pistola, cortó cartucho y apuntó a la frente de Rigby:

- Una palabra más - ordenó Jack - o tendrás que platicar esta noche con los angelitos.

Gibbs tomó a Jack aparte y comentó:

- Jack, tus hombres están a punto de rebelarse, no debes colmar su paciencia o lo vas a pagar caro. Toma un decisión inmediata, así tendrás tiempo de pensar. Vamos a Tortuga...

Jack estaba a punto de acceder, cuando María, que había escuchado un poco de la conversación, aunque no la entendió del todo, comprendió que la vida de Jack y los otros estaba en peligro y dijo:

- Tortuga not, captain Sparrow.

Jack llevó a María a su camarote y le preguntó:

- Mary, why not Tortuga?

María comprendió que Jack quería saber el porqué de la decisión. Con señas dijo a Jack que lo matarían más fácilmente, pues el primer lugar en que los buscarían, ya que iban directamente hacia allá. María pensaba en cómo ayudar a Jack pero no sabía cómo.

Mientras tanto, Jack tomó su brújula, la que apunta hacia lo que más quieres y la agitó, cerrando los ojos y rogando que apuntara hacia donde él más quisiera. Al observarla, la brújula apuntaba hacia María; volvió a hacerlo y la brujula apuntó en la misma dirección.

María entonces tuvo una gran idea. Hizo ver a Jack que tenía poderes sobrenaturales y le pidió la brujula a Jack. La agitó pensando en la isla de la Magdalena y al ver el curso, hizo ademán al capitán que hacia allá debían ir. Señaló su medalla donde había una imagen de la Virgen de Guadalupe. Jack, entonces comentó:

- La Virgen... he oído hablar de ella. Dicen que es poderosa. ¿Tú crees que ella...? A fin de cuentas esto es lo único que tenemos para salvarnos. Iremos hacia allá, María. Ya sé, diremos a la tripulación que tuviste una visión celestial y que la Virgen indicó el curso. Nos repartiremos el botin y todos felices, comiendo perdices - dijo Jack, mostrando alegremente sus dientes de oro.

María miró asintiendo y Jack se acercó a ella diciendo:

- María, te voy a agradecer esto toda la vida. Y estuvo a punto de besarla, pero la tripulación los esperaba, ansiosos.

Al salir, Mohamar el moro decía:

- ¿Que pasó, capitán? ¿Ya decidió sobre nuestra suerte, o lo arrojamos del barco de una vez?

- Por si no recuerdan, caballeros, sobre mí ya pesa una condena por crímenes contra la corona inglesa, así que la o que menos quiero es exponerme a otra condena ni a ustedes tampoco. Por eso Will y Lizzy están en Port Royal. Pronto vendrán de regreso. Pero por el momento, Dios se acordo de nuestras pobres almas y nos ha enviado un ángel.

Y señalando a María y tomándola de los hombros añadió:

- Mary, mi querida amiga, tuvo una visión. Un ser celestial le ha dicho que no vayamos a Tortuga. Que nos ocultemos en Magdalena y pasado un tiempo volvamos al mar. Nunca les he fallado y ahora desobedecer al cielo sería una locura, no lo creen?

El pirata del ojo falso, quien había ya arreglado sus cuentas con el Ser Supremos y se esforzaba por salvar su reciente alma inmortal, respondión.

- Es verdad, hermanos. Desobedecer al cielo nos puede atraer mas males , como las diez plagas, o el diluvio universal, o el derrumbe de las murallas de Jericó...

Jack, que era bastante supersticioso, tenía miedo en verdad de la reacción del Altísimo y dijo:

- ¿Lo ven? lo mejor es aceptar los poderes de María y dirigirnos a Magdalena. Ya saben, a trabajar, muévanse.

Jack miró a María y no se atrevió a hablarle. La miraba mientras ella recogía algunas cosas, lavaba ropa y se dirigía a la cocina.

Al anochecer, María respiraba en la cubierta el aire puro del mar. Jack sin hacer ruido se acercó tras ella y le habló:

- ¿Soñando otra vez, María? Y señaló la mente como fuente de imaginación.

Maria le dijo:

-Gracias, capitán. Y se inclinó para agradecerle. Jack entendió y le dijo:

- Thank you - Gracias. No tienes qué agradecer mi querida Mary, tú nos estás salvando la vida. Pero no sé por qué: quisiera saber si existe una razón especial por la que no quisieras que fuéramos a Tortuga... ¿por qué Mary?

María se puso triste y miró a Jack diciendo: Me compraron en Tortuga.

Y señalando unas monedas mostró lo que habían pagado por ella en el barco del que provenía.

¿Tan poco? - respondió Jack. Pero si tú vales mucho más...dijo mientras señalaba el bolso de su cinto repleto de doblones de plata e indicaba hacia arriba.

María pensó que Jack hablaba de dinero y se molestó, volviéndose de espaldas a él.

Jack la confortó diciendo:

- Tú vales más que las perlas, las joyas y las piedras preciosas. María...yo...

Y le tomó la mano. Sintió temblar la de ella pero la soltó porque algo se removía dentro de él, era algo inexplicable. Y como no le podía comprender bajó a su camarote y abrió una botella nueva de ron.

Al anochecer, el frío calaba los huesos de Jack. El ron no lograba calentarlo, estaba realmente ebrio. María escuchó su tambaleo y lo detuvo. Se paró frente a él y lo tomó por el brazo y lo llevó a su camarote. Jack hablaba incoherecias y decía:

- ¿A dónde me llevas? Mary, mejor vamos a brindar por la felicidad, por el mar, porque hemos podido coincidir en la vida, por el placer de conocernos.

Al llegar al interior ella le quitó las botas y lo recostó.

Él sonreía y le acariciaba el pelo diciendo:

- María, eres un ángel. Me haces recordar a mamá, cuando me llevaba a dormir. Yo no quería y siempre me enojaba, pero ella era tierna y sabía como vencer mi enojo. Me arropaba y me cantaba una canción de cuna.

María poco entendía ese lenguaje pero veía llorar a Jack y sólo le acariciaba la frente. Èl se quedò dormido mientras María lo veía descansar. Notó que en el alma de Jack había mucha tristeza reprimida, recuerdos de infancia que disminuían la rudeza del capitan ante sus ojos y sintió un estremecimiento en su corazón. ¿Sería compasión, o amor?

El Legendario SparrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora