Perfecta pintura || O. S.

༒︎𝑷𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒂༒︎

Ojos azules, tan azules como el cielo. Unos finos labios rojos, después nada.

Harry ha tenido un sueño recurrente desde hace unas semanas, no ha podido dejar de soñar con ojos azules y labios rojos, no ha tenido otro sueño que no sea ese. Le parece algo extraño pero no lo suficiente como para querer hablar de ello con alguien.

Se despierta como cada día sintiendo que algo le falta, pero como ya es normal se dice que no es nada y lo deja pasar. Hoy sería otro día normal, desayunaría y estaría haciendo bocetos de nuevas obras hasta medio día y después se daría una justa ducha para quitarse todo rastro de pintura, para acto seguido salir con dirección a la casa de Liam y se quedaría ahí hasta la noche o hasta que se aburriera.

Desde hace tiempo a comenzado a darse cuenta de algunas cosas, como es el hecho de que no recuerda su pasado, su mente parece estar en blanco y que solo tiene recuerdos de cuando llegó a esa ciudad en adelante, antes de eso son solo destellos de luz que no le dejan saber nada. ¿A caso habrá sufrido un accidente y perdió la memoria? ¿A caso tendrá una enfermedad que le hace no recordar? No lo sabe y entre más lo piensa más preguntas surgen y le comienza a doler la cabeza.

Decide dejar de indagar y pone en su caballete un lienzo en blanco, toma un pincel y su godete, se queda pensando en lo que soñó y en las ganas inexplicables de querer replicar esos ojos de su sueño así que lo hace. Comienza con suaves pinceladas que parecen descuidadas, líneas que comienzan a tomar forma y colores que comienzan a darle vida. Tarda un rato en obtener el azúl correcto para los iris, cuando ya lo tiene comienza a dar suaves pinceladas, dando toques de blanco en algunos lugares para darle luz y toques de un azúl un poco más oscuro en otros para darle profundidad.

Cuando considera que ha terminado de aleja un poco para poder apreciar su obra, está satisfecho con el resultado, le gusta. Siente que ha logrado que esos fanales sean tan expresivos que den la sensación que son reales. Mira la hora y se da cuenta que casi es medio día por lo que decide dejar secar un rato la pintura y mientras tomar un baño para ir con Liam, observa una vez más el lienzo y se dirige a su baño.

(...)

— ¿Crees que se dé cuenta? — pregunta entre susurros viendo al chico rubio frente a él.

— No se ha dado cuenta en casi cinco años, Ludio, no se dará cuenta ahora — Respondió irritado a la pregunta del chico pelirrojo —. Y sí se da cuenta habrá de ser porque tú le dirías.

— No lo haría, lo sabes Mendax.

— Entonces deja de preocuparte Ludio, me fastidia tu miedo.

— Tu sabes de lo que sería capaz si se entera, no le gustará saber que engañaste a Concor y lo alejaste de él.

Mendax encolerizado se acerca a Ludio y con una expresión de odio puro le exclama:

— ¡Deja de nombrarlo! Él peco de ingenuo y eso no fue culpa mía, para ser un Dios era bastante estúpido. No se hablará más del tema, estará olvidado como lo está Concor, ¿Entendido?

— Entendido, Mendax.

De lo que no se tomaron el tiempo de tener en cuenta Mendax y Ludio es que las paredes escuchan y que estás a veces hablan.

(...)

Liam sabía que Harry empezaría a hacer preguntas muy pronto, sabía que el alligabo que le puso Cogitare estaba pronto a ceder y que recordaría casi todo, y para ese punto no sabía si eso era muy bueno o muy malo.

Sabía que una vez que Concor recuperará la memoria sabría quién lo mandó ahí, sabría lo que ocurrió hace cinco años y se enteraría de que dejó un corazón roto por seguir un sueño mundano.
Él no quiso que le quitarán sus recuerdos pero sabía que Cogitare tenía razón y era una forma de protegerlo, de que no sufriera en lo que hacía su estadía en el mundo terrenal y mientras ellos tratarían de descubrir lo que pasó, cinco años habían pasado y la única pista que tenían les fue arrebatada por lo qué su plazo estaba casi acabando, ya solo contaban con unos pocos meses antes de que todo fuera irreparable y Concor jamás pudiera regresar a lo que fue.