El nuevo señor, Sean tarda un tiempo con la mano en aquella posición, hasta que la baja y con un asentimiento de cabeza lo escucho hablar.

"Pasa Dalia" Me invita a la casa "Afuera está frio" Comenta.

Sí, está frío, pero gracias a la manta que el señor Ian me a regalado no lo siento tan mal. Tal vez hoy no pasare frío, todo si el Señor Sean decide que puedo dormir en la casa, solo una pequeña esquina es lo que pido, en un lugar con techo y paredes, libre de viento, solo pido eso.

Esto parece un sueño.

[...]

"Recuerda Linda. Hacia abajo es el agua caliente, no entres hasta que el agua esté  bien" El señor Ian vuelve a repetir, asintiendo con la cabeza procuro que sepa que lo he escuchado. No quiero hacerlo enojar, hoy ni nunca.

"Bien Dalia. Te dejo para que te bañes, la ropa que usarás va a estar sobre la cama. Tomate todo el tiempo que necesites bonita" aún permaneciendo en el mismo lugar trato de decirle algo, pero las palabras no salen. En el momento en el que mi boca se abre el ya se ha ido cerrando la puerta detrás de el. Torpe, torpe, no puedo si quiera hablar bien. ¿Cómo el señor Ian me mantendrá en su casa si no se hacer nada bien? Ni siquiera hablar en el tiempo correcto puedo. 

Manteniendo mi vista en el espejo del baño me quedo un gran tiempo viéndome. Estoy completamente sucia, mi cabello se encuentra en peores condiciones de lo que una vez imagine. Dejando mis dedos pasar por el cuero cabelludo trato de sacar un mechón de cabello del enredo, es imposible.

Tristemente mantengo mi vista en mi reflejo. Soy un desastre.

Debo dejar de ser un desastre para que el señor Ian y el señor Sean me permitan quedarme en su casa por un tiempo. Los trozos de tela que llevo desaparece cuando entro a la ducha.

Uniendo mis dos manos ocasiono que parte del agua se mantenga atrapada en estas, rápidamente acerco mis manos a mi boca, tomando todo el contenido suspiro ante la sensación de agua fría en mi estómago. Es reconfortante en cierto modo.

Moviendo un poco la llave de agua caliente trato de tener cuidado. Quemarse, con cualquier cosa, es sin duda una terrible experiencia, y maestro lo sabia cuando nos lanzaba cubetas de agua caliente.

Tomando con mis manos lo que supongo es un bote de champú trato de leer lo que dice pero no puedo. Por más que lo intento trato enfocando mis ojos, pero las letras no logro verlas, están distorsionadas.

Regañándome por la gran pérdida de tiempo ante este capricho de volver leer, estrujo un poco el bote, dejando líquido sobre mis manos, las paso por mi cabello.

Esto se siente... genial.


SEAN

"¿Me puedes explicar porque razón no me haz dicho que venías con una jovencita a la casa?" Pregunto permaneciendo recostado en la entrada de la puerta de nuestra habitación. Me había tomado completamente desprevenido toda esta situación. Más aún encontrarme a Ian con una pequeña chica de actitud asustadiza.

"Yo..." trata de decir "Yo lo siento" Ian luce agotado, frustrado y enojado. La vena de su frente hace presencia ante los recuerdos que está teniendo. "Encontré a Dalia detrás del restaurante, escondida en la basura"

"No puede ser" no puedo evitar ocultar mi sorpresa. ¿Como llegó a ese lugar? "Ella...¿Ella se estaba drogando?" Pregunto. Es lo primero que viene a mi cabeza. Es muy extraño encontrar personas sin hogar, y más aún alguien tan pequeñita como ella. Lastimosamente, las drogas son la principal razón por la cual las personas terminan en la calle, eso el alcoholismo y las apuestas, aun que estas últimas son rara vez visibles en personas de su edad.

"No" Ian niega. "No" repite "Yo... no lo creo" frunce el ceño. "No" Asegura.

"Estaba completamente asustada de que la encontrara" relata " Yo la lleve a la Institución, esta, Start Again" Comenta "Creí que era la mejor opción para ella. Pero cuando me dieron un inservible papel descubrí que no lo era" Bufa. La vena de su frente está aún más brotada ante la aparición de fuertes sentimientos.

"Bien cariño, solo tranquilízate" Froto mis manos en sus brazos. "Me cuentas todo lo que sucedió más tarde ¿Si?." Dejo un fugaz beso en sus labios "Ahora concentrémonos en Dalia"


DALIA

No puedo evitar volver a pasar una gran cantidad de champú por mi cabello. El aroma de hombre no me molesta, no cuando este es mi primer baño desde hace tanto tiempo.

Se que es suficiente cuando veo los dedos de mis manos completamente arrugados. Dejando que el agua corra por última vez en mi cabello, cierro la llave.

La toalla que tomo para secar las gotas de agua en mi piel es sumamente suave, y esponjosa. No puedo evitar sentirme mal por la manta que el Señor Ian me regalo, la utilicé cuando estaba llena de suciedad y olía mal.

Ahora... estaba sucia, como yo hace instantes. No por eso iba a dejarla atrás, esa manta es mía ahora. Es mía. Sucia o limpia.

Abrazada a la toalla salgo lentamente del baño. Observando la ropa que el Señor Ian me indicó que dejaría en la cama, la tomo.

Ropa holgada y larga. No me molesta para nada, la camisa de por si me queda bien... como un vestido. Los calzoncillos son grandes, bastante pero no me quejo, al menos están limpios. El pantalón es, sorprendentemente cercano a mi talla, me queda mejor de lo que espere.

Regresando al baño, buscó mi antigua ropa, doblándola lo mejor que puedo decido dejarla sobre la tapa del baño, la cobija no tiene el mismo destino. Sin importarme en nada la suciedad que pudo atrapar, la envuelvo por mi cuerpo.

Acercándome a la puerta del cuarto, la abro lentamente, siguiendo las instrucciones del Señor Ian bajo lentamente las escaleras. Es en la sala donde me vuelvo a encontrar con el. Esta vez junto al otro hombre, Sean.

El señor Sean.

Amarte, Dalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora