Té de Ginebra

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Todos parecían tener sus movimientos coordinados hacía los elevadores del edificio. Los vestuarios era arrastrados en ganchos hacía el segundo piso, las chicas del maquillaje se habían ido ya, y los modelos irían hacía los vestidores. Todos en un ambiente distinto y relajado.

-¿Crees tenerlas listas para ésta noche?- dijo John acomodándose junto a mí, Madame Marie se había quedado con su asistente en recepción, y nos había tocado con el chico moreno y David justo detrás de nosotros. Para mi buena o mala fortuna. Pero iban callados, hablando ocasionalmente en francés, oraciones pequeñas como si estuvieran incómodos ante nuestra presencia.

-Si, creo que si-

-Perfecto nena- miró algunos papeles, buscando sus lentes en sus bolsillos con desespero, siempre perdiendo la paciencia -Iba a invitarte a cenar, puedes trabajar en el departamento-

-Está bien- respondí distraída, intentando no ver los espejos del espacio reducido. Las luces hacían de mi aspecto más pálido y desaliñado y yo sólo quería huir de allí.

Lo único que me reconfortaba era el aroma de David. Podía reconocerlo, era su shampoo, asi olia su habitación aquel dia que abri la puerta de su baño. Una mezcla de lavanda o menta. Algo fresco, como una brisa fría.

-¿Ya no estás molesta conmigo? ¿Verdad?-

-No- negué con la cabeza, sintiendo una pequeña urgencia. Traté de cruzar las piernas, apretando los botones rápidamente, hasta que las puertas se abrieron.

-¿A donde vas?-

-Te veo despues- dije corriendo hacía los baños con apuracion.

-Elle est pressée- murmuró el moreno con una risilla

Corrí por el pasillo y las oficinas de edición hasta el corredor del fondo, hasta encerrarme en uno de los cubículos. Había tomado demasiado café por la mañana, y había estado muy nerviosa.

Lavé mis manos y me miré en el espejo. Mis ojos parecían pequeños, parecía que no me cepillé el cabello y por suerte mis labios estaban hidratados. Me llevé mis dedos a los mechones en mi último intento para arreglarlo. Me deshice de la coleta y me quedé así. Al menos en casa de John había maquillaje.

Me llevé la mochila al hombro y salí, visualizando a David al final del pasillo, recargado a la pared con las manos en sus bolsillos, se había quedado con el pantalón oscuro y usaba un nuevo saco. Le miré sin que sus ojos se posaran en mí durante el camino por el corredor, de verdad habían hecho una maravilla con su pelo. Amaba el naranja flameante en él, y los mechones de rubio asomándose. Aunque habría sido una pena no fotografiar su pelo largo.

-Bonjour- dijo en cuanto estuve más cerca, mirándome a través del cristal en sus anteojos

-Hola- sonreí tímidamente, sin saber si seguir avanzando o esperar algo más.

-¿Está ocupada? ¿Tiene que ir a algún lado?-

-No- su pregunta me había tomado por sorpresa. Por un momento olvidé todo lo que me habría preocupado durante la sesión. A la mierda mi apariencia desaliñada. Estaba ahí frente a mí, y aunque no dijera nada podía quedarme por horas de pie frente a él.

Dió un paso al frente, separándose de la pared, retrocedí un poco.

-Perdone, no pude evitar escuchar, ¿no tiene que salir con el señor Lennon?-

-Trabajaré con John hasta tarde... ¿Por qué?-

-Quiero que me acompañe a una cafetería cerca de aquí, solo que no quiero que huya de mí ésta vez-

As The World Falls Down Where stories live. Discover now