Familia

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La paternidad estaba resultando ser un gran desafío para la pareja conformada por Everett Ross y Stephen Strange. Ambos hombres tenían trabajos muy demandantes, sin embargo habían logrado ponerse de acuerdo y equilibrar sus horarios junto con sus deberes en la crianza de Billy.


El niño todavía era bastante tímido y callado; no tenían idea de a qué clase de experimentos estuvo estado sometido, así que no podían culparlo por ser tan retraído y en ocasiones muy apegado a la figura paterna que ayudó a rescatarlo de ese lugar. Sin embargo también estaba demostrando ser un pequeño sumamente observador y curioso que no dudaba en acurrucarse con su otro padre cuando se sentía triste.


Entonces llegó el momento en que Stephen consideró que Billy estaba listo para conocer a su "familia de reliquias mágicas". Todavía era muy pequeño para pisar el Santuario (Wong lo prohibió a menos que se tratara de una emergencia, a pesar de haberse encariñado con el niño), de modo que el hechicero utilizaría sus portales para llevarlos al departamento de Everett. Pero primero tenía que hablar seriamente con ellos y poner algunas reglas.


-Traten de no abrumar a Billy –les dijo a Levi y compañía-, ha mejorado pero sigue asustándose fácilmente. Nada de llevarlo a volar sin autorización –añadió mirando a su fiel capa-, tampoco ser muy rudos con él, todavía es bastante pequeño –ahora observó a sus traviesos nietos-. Cuento contigo para tratar de mantener el orden –casi suplicó a Bas, quien se movió en señal de aceptación

Levi se cruzó de brazos con aire ofendido, a lo que su portador alzó una ceja.

-Nada de eso, ambos sabemos que tienes demasiada personalidad. Recuerda, si algo le pasa a Billy, Everett se enfadará mucho.

Aquél era su hechizo mágico. La capa de levitación y sus pequeños adoraban al agente y evitarían hacer algo que lo lastimara.


Finalmente aparecieron en el departamento. Para esas alturas Billy ya estaba acostumbrado a sus portales, de modo que corrió emocionado al encuentro de su padre adoptivo pero se detuvo cuando vio a las figuras que flotaban a su lado.

-No te asustes, Billy –pidió el hechicero alzando las manos en gesto apaciguador, aunque su hijo ya estaba haciendo un puchero y salió corriendo hacia la cocina

-¡Papi!

Everett casi se corta con el cuchillo de la impresión, ya que hasta ese momento podía contar con una mano las veces que el infante lo había llamado de esa manera. Dejó lo que estaba haciendo y lo recogió en sus brazos, acariciándole la espalda en gesto reconfortante.

-Tranquilo, bebé, ellos son también nuestra familia. Vamos, te los presentaré y verás que no dan nada de miedo.

Cargando al niño regresó a la sala donde Strange y los demás los esperaban pacientemente. Quien primero se les acercó fue Bas; la manta se envolvió alrededor del rubio y despacio extendió uno de sus extremos cerca de Billy, quien miró al adulto de forma interrogante.

-Está bien, hijo, puedes saludar a Bas. Es mi querida manta regalo de tus tíos en Wakanda.

Aún con desconfianza Billy aceptó el saludo de Bas y al ver que no pasaba nada malo, sonrió tímido. Ante esto por fin Levi se acercó e imitó los gestos de Bas, logrando que el niño riera un poco y también lo saludara. Stephen estaba secretamente orgulloso de Levi porque conociendo lo efusiva que podía ser su capa, no tenía dudas de que se estaba muriendo de ganas de rodear a Everett y Billy para mantenerlos seguros y protegidos.

El amor no es solo humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora