CAPÍTULO 2 - AZAR

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Solo se trataba de esperar el momento indicado, ese que podía ser único, íntimo y especial ante sus ojos, pero que para otros resultaba ser invisible.
Una vez más, sus oídos sintieron que no solo lo había capturado, ese click significaba más que eso, era el segundo en el cual podía detener el tiempo, jugar con el, como solía hacerlo desde la primera vez que presionó el botón.

Suspirando, el moreno reflejó una leve sonrisa en su rostro y fue testigo de ver esa pelota dentro de la red, mientras el pequeño niño corría hacia los fuertes brazos del hombre, quien lo sujeto y lo levantó en lo más alto, uniendose al festejo de su hijo.
Todo acabo cuando la oscuridad se hizo presente, ya que Taehyung tapó el lente de su cámara y la guardó en su estuche.

Las copas de los árboles temblaban levemente por el viento que a la vez desordenada el cabello ondulado del moreno, quien sacudió una vez más su cabeza para acomodarlo mientras colgaba su bolso marrón en su hombro.
Con sus manos resguardadas en los bolsillos de su pantalón, se fue alejando de aquel parque que solía frecuentar tiempo atrás.

Notando que las calles ya no dependían de la luz del día y que el aroma de comida era más abundante de los restaurantes abiertos, el apetito de Taehyung hizo que detuviera su paso frente a una tienda.
Al ingresar por la puerta, se escuchó las campanillas que daban cuenta de la llegada de un nuevo cliente.
No iba a demorar mucho tiempo, su compra era simple, solo necesitaba un paquete de ramen instantáneo.
Una vez que lo halló, quiso tomarlo pero sintió el roce de una mano cálida e intrusa sobre su objeto de deseo.

— Lo siento — escuchó una suave voz a su lado.

Rápidamente Taehyung soltó el paquete de ramen para encontrarse con el blanco rostro del castaño, quien había esquivado rápidamente su mirada.

— Yo...tomaré otro — volvió a hablar el menor, reflejando sus mejillas rosadas.

Taehyung volvió a sujetar el paquete de ramen y sin dirigirle la palabra al más bajo, se alejo del pasillo para ir hacia la caja registradora.

— ¡Hey Jimin! — se escuchó una segunda voz acercándose — ¿Encontraste el ramen?

— Eh...s-si, si Jungkook — se giró hacia su acompañante con el paquete en sus manos.

— Bueno, paguemos esto y volvamos, muero de hambre. — habló mientras caminaba con varios paquetes de comida chatarra en sus brazos.

Una vez que llegaron a la caja registradora, Jimin escucho la puerta cerrarse y pudo ver al moreno desaparecer a través del vidrio.

Sus brazos se flexionaban de abajo hacia arriba, develando el movimiento de sus músculos mientras lanzaba un almohadón redondo, de color naranja y líneas negras, lo que parecía ser un balón de baloncesto aplastado.
Al atrapar en sus manos el objeto que lanzaba, se incorporó sobre el colchón, cubierto por una sábana azul.
Apoyando su espalda ancha en el respaldo de su cama, soltó el almohadón y tomó el celular sobre la mesita blanca a su lado. A continuación, desbloqueó la pantalla e ingreso a la casilla de mensajes, observando que su último envío había sido visto, pero seguía sin tener respuesta de la otra persona.
De pronto, escuchó la voz grave de su compañero. Al dirigir su mirada hacia él, lo vió sentado en la silla negra frente al escritorio que compartían.

— ¿Sabes que si no te responden, quiere decir que a la otra persona no le interesas, no?

— No me ayudas de esa forma Bogum — dijo el de cabello rubio, bloqueando su celular mientras se sentaba y apoyaba sus pies en la alfombra gris del suelo.

— Vamos Lucas, desde ayer estás mirando ese celular. Si Jimin no te responde es porque tiene sus razones — se cruzó de brazos mientras lo miraba.

Vmin - Magnetismo Where stories live. Discover now