1°|La Primera Zona

181 10 0
                                    


Hola, llamo porque necesito ayuda —la chica carraspeó mientras con su mano izquierda tamborileaba sobre la mesa y fijaba su vista en la televisión.

Lo siento, me tomo por sorpresa. Cómo es que

Oh, bueno si —ella soltó una risa nerviosa tras cortar las palabras de la persona, mientras su mirada dejaba la televisión para posarse en la ventana—. Siento mucho las molestias, es que dije, tengo que llamar ahora porque si no, no voy a llamar más tarde y bueno, ya ve usted cómo son las cosas —volvió a soltar una risita mientras esperaba la contestación de la otra persona—. ¿Hola? —dijo ella mientras se alejaba el celular de la oreja y lo observaba.

Se ha equivocado

Oh, sí, ya lo sé —ella se soltó el moño que tenía en su cabello, dejando así que este cayera en cascada sobre su espalda mientras se levantaba del sofá—, siento mucho llamar a estas horas y sí, sé que me he equivocado de horario pero que quiere que haga. Como le dije antes, si dejaba para llamar después no iba a llamar nada y no quiero arrepentirme —murmuró mientras se apoyaba contra la ventana mirando las luces que se encendían en las calles.

—...

—Bueno, supongo que este es el momento en el que comienzo a explicar porque estoy llamando para pedir ayuda. ¿Verdad? —tan nerviosa estaba que comenzó nuevamente a tamborilear sus dedos sobre el marco de la ventana—. El caso es que estoy mal, bueno me siento como deprimida. La cosa es que jamás he estado tanto tiempo encerrada sin salir, sin pisar la calle, es decir, antes pasaba todo el día en la calle, me encantaba caminar de aquí para allá y de allá para acá. Me gustaba mirar las vidrieras y pasear por el parque, salir a comer y cosas así —ella se rio mientras recordaba los viejos tiempos—, ya sabe, de vez en cuando no viene mal hacerse un gustito... Volviendo al tema, la cosa es que me siento secuestrada, es decir, no puedo salir con esta cuarentena de shit, estoy encerrada y no puedo hacer nada de lo que me gusta.

Sakura.

Oh si, supongo que ya pasaron los pocos minutos que hay para hablar —ella mordió sus labios mientras sonreía—, mucha gracias por escucharme. Adiós.

Tras cortar la llamada, la pelirrosa suspiro mientras se pasaba una mano por la frente.

—Debo de estar loca —susurro mientras se podía ver un rastro de rojo en sus mejillas.


(Al otro lado de la Ciudad)


El chico espero un momento antes de separar el celular de su oreja mientras lo miraba a este, de forma curiosa.

— ¿Que está mal con ella? —pregunto al aire mientras seguía mirando su celular hasta que un pitido lo saco de sus pensamientos.

Dejo de lado el celular y se encamino hacia el microondas dónde estaba su taza con chocolate caliente. Tomo un repasador y saco con mucho cuidado la taza, camino hacia su sala y dejo la taza sobre la mesa, cerca de dónde habían unas tostadas.

Tras ver qué todo estaba hecho sonrió, mientras se sentaba y encendía la televisión.

Tomo un sorbo del chocolate caliente y cuando estaba por hincarle el diente a una tostada el sonido de su celular lo saco de su momento de paz.

Dijiste que me ibas a llamar más tarde, pero no pensé que sería a esta hora —dijo él nada más atender la llamada.

Oh, el pequeño está de mal humor —dijo la voz del otro lado.

|Mi Nick, Es Cerezo| FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora