Estaba sentada de rodillas tras la puerta, llorando como creía nunca la había hecho por nadie.

Mi madre creo que me escuchó cuando se me escapó un sollozo, porque la vi salir de la cocina con cara de preocupación.

— Oh Camila ¿Que ha pasado? — preguntó mi madre ya cuando estaba arrodillada frente a mi.

— Me odia mamá, me odia — articulé sin dejar de llorar.

— Oh cariño no digas eso, seguro solo está molesto. Ven aquí — poco a poco y como pudo me ayudó a pararme porque mis pies no respondían.

— No mamá yo tengo que ir tras él, debo buscarlo — me paré desesperada caminando de un lado a otro sin tener ninguna precaución.

— Camila ten cuidado no andes así — decía mi madre pero apenas y podía oírla.

— No mamá yo… — no terminé porque había tropezado con algo y me había ido derechito al suelo.

No supe con que había tropezado solo sabía que había caído al piso y con la ayuda de mi madre logré levantarme.

— Debes calmarte, mira lo que sucede estando dentro de la casa — me reprochó mi madre.

— Ha sido su culpa, por él Mason se ha enterado, no he podido decírselo yo mamá, por favor déjame salir, debo ir a buscarlo — decía todo tan rápido que la cara de confusión de mi madre se hizo presente rápidamente.

— ¿Por culpa de quién? ¿Quién es él? — preguntaba mi madre toda confundida — No vas a ir a ningún lado en ese grado de desespero Camila.

— Daniel mamá, es él quien se lo ha dicho. Ha aparecido de repente y le ha dicho toda la verdad a Mason, y él se ha ido odiandome — no pude evitar decirle eso último a mi madre llorando.

Estaba temblando y no sabía el porque, de mis ojos salían lágrimas sin ningun esfuerzo, solo sentía un desespero por querer ir a explicarle a Mason todo aún sabiendo que no querría escucharme.

— ¿Y por que ese muchacho le ha dicho todo? — la duda invadió el rostro de mi madre.

— Ha llegado de repente y ha comenzado a golpearlo, y cuando todo se ha calmado le ha dicho que padecía de retinosis y que no se lo había dicho porque no era importante para mí — agaché la cabeza con pena de todo lo sucedido.

No sabía qué hacer, había dejado de moverme de un lado a otro, pero después estuve quieta sin poder moverme, mis ojos empezaron a arder y mi cabeza a punzarme.

— Ayudame mamá — mi labio inferior empezó a temblar.

Si no hablaba con Mason no iba a poder estar tranquila.  No podía creer que justo cuando había decidido decírselo pasaba eso.

Mi madre solo me abrazó y terminé de derrumbarme en sus brazos, me sentía extraña, un poco débil. Todo se lo adjuntaba al comienzo del nuevo tratamiento que como dijo el doctor me iba a mantener inestable en mis síntomas.

°°°°

Le había pedido a mi madre me llevara con el doctor Spencer, tal vez el sabía algo sobre Mason, y así yo podía estar más tranquila.

Me dió un par de medicamentos y un té, pidiendo que me calmara para poder llevarme.

Trate en lo más que pude y cuando lo logré por fin mi madre decidió llevarme a la clínica.

Caminaba con desespero por todos los pasillos para poder llegar con mi doctor para que me dijera que él sabía dónde se encontraba su hijo, puesto que sino lo sabía pronto iba a enloquecer.

— ¡CAMILA POR FAVOR DETENTE QUE TE PUEDES HACER DAÑO! — Escuchaba los gritos de mi madre tras de mí pero no podía pararme.

Empujé la puerta del consultorio de mi doctor sin importarme si había alguien dentro, solo con la esperanza de que dentro se encontrara a quien trataba de encontrar con tanta desesperación.

— ¿Camila estás bien? — solo estaba él, nadie más.

— Su hijo… ¿Sabe dónde está su hijo? — articule esa pregunta con un poco de esperanza.

— Camila no vuelvas a hacerme algo así, venía desesperada detrás de ti — espetó mi madre detrás de mí.

— Doctor por favor — pedí.

— Ha venido acá a reclamarme, pero se ha marchado muy molesto — explicó

— ¿No sabe a dónde ha ido? — a ese grado ya mi desespero iba en aumento.

— Solo déjalo pensar hija, tú debes estar calmada, te veo fatigada, tus ojos están irritados y se nota que estuviste llorando, eso no hará nada bueno con tu tratamiento — el doctor trató de hacerme entender y no me estaba quedando otra opción que esperar.

— ¿Que importa mi tratamiento? Ahora solo necesito hablar con él — hice a un lado a mi madre y empecé a recorrer el pasillo nuevamente.

— ¡CAMILA HIJA POR FAVOR! — Gritó mi madre detrás de mí.

Pero necesitaba estar sola, si oía a alguien más pedirme que me calmara iba a volverme loca.

Así que corrí, corrí lo más que pude por ese largo pasillo de esa clínica que ya me conocía a la perfección. Y gracias a Dios no tropecé con nadie, cuando ya estuve fuera un sol potente invadió mi vista, así que disminuí mis pasos.

Caminaba entre los vehículos de aquel estacionamiento sin rumbo alguno, solo vagaba buscando la salida, pero ese día estaba repleto de autos lo que me dificultó todo.

Tampoco podía encontrar el de mi madre, estaba empezando a desesperarme y a sentirme muy mal, la cabeza me dolía y empezaba a ver borroso, froté mis ojos muchas veces tratando de enfocarme pero no lograba nada, y peor aún, me estaba haciendo daño.

Me recosté de un auto blanco, y miré el cielo, estaba azul, habían pocas nubes y el sol invadía mi vista, la cual comenzó a oscurecerse.

Ese día, recostada de ese auto había perdido por primera vez mi vista por completo, cerré mis ojos muchas veces y los volví a abrir, pero era verdad, estaba todo negro y no podía ver. Intenté caminar pero solo logré marearme.

Y caí inconsciente entre aquellos dos autos, y en el asfalto caliente.

Había perdido mi vista, y el conocimiento.

°°°°
Fin del maratón mis #PequeLectores.
No me maten, en un par de días como siempre les traigo un siguiente capítulo.
¿Que tal, que han opinado de éste maratón todo loco?
Déjenme saberlo aquí 👉

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Where stories live. Discover now