Regreso a clases. Capítulo 17.

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–Tengo clase –dije sabiendo que aun así no me escaparía de un viaje a la oficina de la rectora.

–Toma asiento –me ordenó la señorita Roberts cuando abrí la puerta y ella dejaba su taza con café sobre su escritorio –Lauren Jauregui –dijo con media sonrisa mi nombre mientras se recargaba en el respaldo de su silla.

–Señorita Roberts –comencé pero me interrumpió negando con su cabeza.

–Hay dos Jauregui en este colegio y sólo uno se había sentado en esa silla, nunca me imaginé que algún día te tendría frente a mí –no sabía cómo tomar las palabras de la mujer así que no dije nada –Entiendo que sea enero y que tengas frio pero sabes que no puedes andar por los pasillos sin el uniforme correcto –se puso de pie y camino lentamente hasta pararse frente a mí y recargarse en el escritorio.

–Lo sé, es sólo que olvidé recoger el resto del uniforme de la tintorería –me excusé avergonzada.

–Entiendo –su voz sonaba un poco ajena a lo que pudiera yo reconocer y tenía que admitir que me estaba poniendo nerviosa ante la intensa mirada de la mujer –Y puede que estaba vez lo deje pasar –bajé mi mirada aun nerviosa y noté sus piernas acompañadas de una falda de lápiz de color azul marino y sus tacones del mismo color perfectamente limpios.

– ¿En serio? –titubeé. Con mi mirada aun en sus piernas vi como rodeaba la silla en donde me encontraba.

–Sí –la escuché a mis espaldas – ¿Sabes por qué? –negué con la cabeza de manera apenas perceptible –Porque te quedan realmente bien esos pantalones–su tono seductor en mi oído erizó mi piel e inconscientemente me puse de pie quedando de nuevo frente a ella pero dando un paso atrás.

–Yo…no…yo creo que –estaba sorprendida ante todo lo que ocurría y no sabía cómo reaccionar.

–Vamos Lauren, eres irresistible –se acercó a mí con una voz llena de excitación y no podía negar que la señorita Roberts era hermosa y tenía un increíble cuerpo pero eso estaba mal y a mi mente también había aparecido Camila.

Aunque no éramos nada oficial aún sentía como si la estuviera engañando o algo parecido.

Di otro paso hacia atrás chocando con el escritorio al ver a la castaña caminar lenta y seductoramente en dirección a mí.

–Eres única entre tantos Lauren, provocas algo en mi –acercó su cuerpo al mío provocando que aguantara la respiración y tragara saliva.

–Señorita Roberts –sentí su mano recorrer el costado de mi pierna izquierda.

–No hables, mi nombre en tu boca hace que quiera besarte con desesperación –seguramente alguna otra persona estaría feliz de estar en mi lugar pero yo no pretendía aceptar todo eso –A partir de hoy vestirás como lo estás haciendo ahora, excepto cuando se te ordene que no sea así, los prefectos no te dirán nada y más vale que no digas nada de esto si no quieres estar en problemas –su mano se colocó agresivamente entre mis piernas sobre mi pantalón provocándome un gran suspiro. Cerré mis ojos y apreté mis manos en el borde del escritorio.

–Esto no está bien –susurré en su oído cuando acerco su cuerpo aún más a mí y besaba mi cuello.

–Y eso es lo que lo hace divertido, además no veo que estés evitando la situación –susurró en mi cuello. Ella tenía razón pero en gran parte era porque no sabía que hacer o que decir.

Agradecí cuando llamaron a la puerta y ella se apartó, claramente molesta, de mí.

–Ya sabes Jauregui, no quiero que te metas en problemas –decía mientras regresaba a su asiento –Ahora ve a clases –sin decir nada tomé mi mochila y salí casi corriendo de ahí.

De mi cabeza no salía lo acontecido con la rectora, CON LA RECTORA. Nunca me imaginé algo así y realmente estaba nerviosa.

–Hola –escuché la voz de Dinah mientras yo sacaba un libro de mi casillero.

–Hola –saludé intentando sonreír y luego vi a Camila acercándose lentamente con el móvil en sus manos.

–Hola –Camz apenas dijo y sin quitar la mirada de su aparato dirigió sus labios a mi rostro y sin querer depositó un beso en la comisura de mis labios –Oh, lo siento –por fin puso atención a lo que hacía mientras Dinah reía.

–Mila, deberías dejar eso, casi besas a Lauren en los labios –ella lo encontraba gracioso en cambio yo aún nerviosa por lo de antes, sentí mis inquietud crecer cuando vi a algunas personas mirar hacia nosotras, Camila se sonrojó y bajó la mirada –Hey Lauren –miré a la morena más alta – ¿Y tú falda y tu chaqueta?

No entendía la importancia que causaban dos prendas en las personas.

–Olvidé ir por ellos a la tintorería –cerré mi casillero.

– ¿No te llamaron la atención? –preguntó Camila guardando por fin su móvil en su chaqueta.

–Sí, ya fui a la oficina de Roberts pero no me dijo nada al respecto –mentí al momento que fingía no estar hecha un manojo de nervios.

–Tal vez le agradas –comentó Dinah.

–Supongo –todo lo ocurrido pasaba por mi mente – ¿Han visto a Ally y a Normani? –intenté cambiar de tema.

–Vi esta mañana a Ally, la saludé pero parece que no me escuchó –la morena más pequeña dijo extrañada.

–A mí me saludó bien –Dinah agregó mientras comenzábamos a caminar a nuestra próxima clase.

–Esta mañana tampoco fue muy amable conmigo –dije pensativa.

–Lo comprendo de ti pero no de Mila –miré a Dinah confundida y ella pareció darse cuenta de algo –Mierda, no digas que te dije eso o Ally me matará –fruncí mi seño inquisitivamente.

– ¿Por qué estaría molesta conmigo? –no recordaba haber hecho algo como para que se comportara de tal manera.

–No puedo hablar de eso, tú tienes que hablar con ella –me detuve y vi a Dinah caminar más rápido –Nos vemos en el almuerzo –escuché por ultimo antes de verla correr.

–Lolo –miré a Camila – ¿Crees que ella…qué sepa de nosotras? –susurró apenas para ambas.

–No lo sé, recuerdo que la Nana dijo algo sobre que alguien nos había visto pero no creo que sea Ally, ella ya me hubiera cuestionado o algo parecido –mi día no parecía ser tan bueno y tal vez mi semana tampoco lo sería.

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