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Tessa fue abriendo los ojos poco a poco costosamente, se sentía como si hubiera caído de un quinto piso.
-Mierda... - se llevó la mano al lateral de su espalda.
-Estas despierta. - sonrió Randall siendo lo primero que vió.
-¿Qué...? - iba preguntando intentando levantarse, hasta que empezó a recordar todo lo que pasó.
-Con cuidado, te has roto una costilla y tienes un arañón muy feo en el costado. - lo señaló, ella miró la herida, le dolía bastante, pero parecía que le había hecho un buen apaño.
-Menos mal que estudias medicina... - le miró con media sonrisa.
-Cuando dijisteis que tú magia era diferente... - llamó su atención Hamish - ¿te referías a eso?
-Sí... - se sentó como pudo en el sofá donde la habían colocado -, pero por suerte tengo la información, lo malo es que no os voy a ser muy útil en este estado.
-Nosotros nos encargamos - afirmó Randall -. Tú tienes que descansar.
-Vale, os apuntaré la dirección - extendió la mano para que Hamish le diera el papel y él boli que traía -, no sé si estará allí, pero id con cuidado. - advirtió sobretodo para Randall.
-Nos las apañaremos, tu coge fuerza, aún queda una última lucha. - habló el chico siguiendo al rubio fuera , dejándola sola.
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-¿Quién eres? - detuvo el paso de la pelirroja un hombre con pinta de ser él guardián de la entrada del despacho de Jeanine.
-Meg. Aparta de mí camino si no quieres una muerte lenta y dolorosa. - amenazó, a lo que el hombre no se inmutó, se acercó desafiante y en ese momento la puerta se abrió.
-Dejala entrar. - se escuchó desde dentro.
-Ya has oído, aparta. - le hizo un gesto y él se quitó por órdenes de su señora, todos allí darían la vida por ella, eran fanáticos, y eso les hacía extremadamente peligrosos.
