「 30 Days Of OTP +18 」⨟ CubNic

েে༷᭫꙰҉ˏˈᴅᴜʀᴍɪᴇɴᴅᴏ˛̼̫❜֒͌͗ꦿ᭢

Esto fue antes de que Cuba y Nicaragua
se hicieran pareja.

P/D: Capítulo largo¿
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─── Nic, vas a ir, quieras o no. ─ Sarrandeo un hondureño enojado, pero su expresión burlona decía lo contrario. ─ ¡Vamos! Lo necesitas, hace mucho que no sales de casa, lo único que haces es andar encerrado en tu cuarto.

─── Honduras tiene razón hermano, lo necesitas, hace días que te veo algo deprimido. . ─ Apoyo El Salvador sentándose al lado del nicaragüense quien se encontraba leyendo un libro. Este estaba de a poco a sacar volando a esos dos.

─── Que joden ¡No es no!. ─ Cansado dijo Nicaragua, estampando el pobre libro color verde quien no tenía la culpa en la cara del hondureño. Aturdiendo a este unos pequeños segundos.

─── ¿Sabes que?. ─ Honduras agarro firmemente las muñecas del mayor, asustando a este. ─ Te vamos a dejar de rogar el culo, nosotros mismo te llevaremos arrastrando ¿Como ves?. ─ Finalizó, el nicaragüense frunció el ceño mientras sonreía socorron.

─── ¡Ja! Quiero ver que lo intenten, mongolitos. . . . ─ Dijo Nicaragua volviendo a levantar su libro.

[ . . . ]

Un nicaragüense se encontraba parado en la puerta de una casa, en donde en su interior se escuchaba la música además de unos gritos a todo volumen.

A sus a su derecha estaba el hondureño y a su izquierda el salvadoreño.

─── ¡¿QUE VERGA?!. ─ El nicaragüense exclamó asustado ¿Como mierda fue que terminó ahí? ¿Y cuando fue que se o lo cambiaron? El pinolero estaba asustado, quería salir corriendo de ese lugar.

Sintió como lo tomaban de los dos brazos a la vez que escuchaba como la puerta fue tocada por El Salvador. Esta fue abierta de inmediato.

─── ¡O mis hermanos!. ─ Un alegre puertorriqueño los recibio amistosamente Honduras y El Salvador sonrieron, ¿Nicaragua? Bueno, el en vez de sonreír de igual manera solo puso una cara de terror.

¡Claro! ¿Como podías estar con el hermano de tu crush quien prácticamente te rechazo? Claramente sería incómodo. Y demaciado. Y por esa misma razón no quería estar en esa fiesta, quería estar encerrado en su cuarto, leyendo un libro sobre poemas o historias tristes, mientras comía helado y se desahogaba entre sus llantos. No quería estar con nadie, no quería ver a Puerto Rico.

No quería ver a Cuba.

Sintió como lo adentraba en aquel lugar, juraría que sus tímpanos pronto se desgarrarian por aquella música que daba el lugar, puro Reaggeton. Honestamente prefería mil veces escuchar Bachata que esa mierda de música. Sin ofender.