— Señorita Roldan… —expresa secamente.

— ¡Por fin puedo conocerte! —interviene su hermana—. He oído hablar mucho sobre ti.

— Cosas buenas, espero —intento bromear.

— Muy buenas —me sigue el juego—. Mi sobrina te adora.

— El sentimiento es mutuo —afirmo.

—Ah, ¿eres la amiga de Becca? —pregunta el padre de los Gold, Robert. Hasta él ha escuchado mi nombre y Daniel no... Casualidades de la vida que terminan jodiéndote.

— La misma —responde la aludida por mí.

— Pues el placer ha sido todo mío —expresa gentilmente el hombre.

Luego de varios minutos conversando, he descubierto que la familia Gold es espléndida. La señora Gold es la más seria —obviando a su hijo menor, por supuesto—, pero todos son muy agradables.

Tiempo después, Daniel es llamado al estrado para dar su discurso de inauguración. De un momento a otro, el salón queda en completo silencio. Todos nos enfocamos en las palabras del presidente de la corporación.

— Buenas noches a todos —comienza—. No soy un hombre de muchas palabras, por tanto seré breve. Golden Publishing no es solo una editorial; hoy en día es una corporación que lidera el mundo creativo, dentro y fuera del país. Pero para mi familia y para mí es algo más; es nuestro legado familiar, nuestra historia. Hace cinco años heredé la presidencia de la compañía de manos de mi padre; años atrás él la había heredado de mi abuelo, así como el mismo lo hizo de su progenitor, y su padre antes que él.

>> No siempre ha llevado el mismo nombre, ni ha sido una gran corporación. Sin embargo, es un sueño que ha permanecido en manos de los Gold desde que surgió el mundo editorial. Un sueño que ha pasado de generación en generación y si el mundo no se acaba en el dos mil veinte, como dicen por ahí —todos ríen—, seguirá haciéndolo.

>> Hoy somos una compañía consolidada, exitosa, pero sobre todo, somos una familia. Es para mí un gran honor celebrar el Bicentécimo décimo quinto Aniversario de Golden Publishing Company. Gracias a mi familia y a todos ustedes por el apoyo. Para el futuro, seguiré intentando llenar los zapatos de mis antepasados. Salud.

— Salud —repiten todos a coro.

— Ahora —continúa— pido a mis padres, Robert y Priscila Gold, que inauguren el baile.

— Si nos disculpan —interviene Robert.

Todos asentimos y procedemos a reunirnos alrededor de la pista para dar comienzo al baile.

— Ahora entiendo como te dejaste convencer por ese hombre —susurra Becca para que solo yo la escuche. Me encojo de hombros—. Se le dan muy bien las palabras.

<< ¡Y no has visto nada! >>, añade mi subconsciente.

— Demasiado —pronuncio las palabras antes de poder detenerlas.

— ¿Tal vez la mujer más hermosa de la fiesta, me daría el placer de concederme esta pieza? —pide Eloy a su esposa con galantería.

— Podría concederle toda la noche, señor —contesta la susodicha en el mismo tono.

Mi mejor amiga me guiña un ojo y se dirige a la pista de baile junto a su marido.

—Amy, ¿bailamos? —sugiere Lewis.

—Claro —le tomo el brazo cortésmente.

Es así como comienza una larga noche.

Tres horas, llevo tres interminables horas en este lugar. He bailado con personas que no recuerdo ni sus nombres. El maestro de ceremonias ha decidido jugar con todos los presentes y pedir cambio de pareja a cada rato.

Seduciendo a mi JefeWhere stories live. Discover now