Capítulo 23. ¿Podré recordar tus ojos cuando muera?

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En el epicentro la sangrienta batalla continúa...

Los Aliados disparan desde las trincheras, los japoneses tratan de acercarse con sus cañones, uno de ellos corre hacia la línea donde está Gerard.

—¡Disparen! ¡Disparen!

El japonés se lanza en la trinchera antes de morir, sacando el seguro de una granada.

—¡MIERDA!

Los que están al su alrededor corren en la zanja y otros se salen siendo disparados y bombardeados por el enemigo.

Gerard y Bert se salvan, junto con otros que pueden ser contados con los dedos de las manos...¡Eran más de 30!

—¡Mierda! ¡Mierda!—grita desesperado el General por la pérdida de sus hombres y el horrible panorama de los cuerpos volando en pedazos.

Gerard piensa lo peor de Bob, su amigo de la preparatoria ya no está con ellos.

—¡Maldición! ¡Llegamos tarde!—Pete le dice a Frank dentro del tanque, apuntando el cañón al tanque contrario.

—¡Ahí está Gerard!—Frank le señala que está saliendo de la zanja junto con otros soldados.

—¡Espera Frank!

Abre la escotilla—¡GERAARD!

Gerard se detiene, no puede creer la voz que escuchó. Bert lo empuja salvándolo de una bomba.

—¡Noo! ¡Pete, dispárales!—Frank se baja del tanque, corriendo llega donde Bert para arrastrarlo fuera de la mira del tanque.

Gerard está en shock, con la boca y ojos abiertos, apenas si pudo reaccionar haciendo caso a los gritos de Frank que pedía que lo siguiera.

Detrás de un árbol, Gerard llora por el cuerpo sin piernas de Bert.

—Ray viene conmigo, voy a llamarlo—dijo Frank angustiado.

—No Frank—Bert habla con dificultad—ya no puedo salvarme—voltea a ver a Gerard—...¿Cómo puedes llorar por mí? Después de todo lo que te hice...

—No me importa...—Gerard lo abraza—te quiero.

—Me arrepiento por todos los abusos que les hice sufrir...Frank, eres un buen tipo, sigue resucitando para cuidar de Gerard—Bert alza el rostro de Gerard para mirarlo a los ojos—Gerard, tú vales oro y si alguna estúpida persona como yo, te dice lo contrario, enséñale el dedo medio y dile "Vete a la mierda"—Gerard sonríe derramando lágrimas.

Su vista se nubla acariciando el rostro de su víctima.

¿Merece sus lágrimas?

¿Merece su perdón?

¿Merece un lugar en el cielo?

Lo único que sabe, es que muere amando a la persona que siempre lastimó.

Arrepintiéndose de sus pecados, sus labios se acercan a Gerard, para que su último suspiro sea un susurro al oído.

—Perdóname.

The Ghost Of You. Parte I.Where stories live. Discover now