Capitulo 7

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En algún momento de la discusión, todos abandonaron la sala de estar excepto los Cullen.

–¿Y no me lo dijiste?– la voz de Bella salía dolida, traicionada.

–¡Lo trate Bella, lo trate!, pero estabas dolida por la partida de Edward, y solo pensabas en ti–

–Pues no creo que hayas intentado demasiado, ¿cómo no voy a reaccionar a que mi hermana estaba embarazada?–

–Bella, volví días después de tú cumpleaños, para contar la noticia, descubrí que los Cullen no estaban y tu eras como un zombi–

–Bella, Lydia estaba en todo su derecho de contarlo o no, era su decisión, si dolió haberse enterado de esta forma, pero era su decisión al final de cuentas, ahora, dejemos de discutir dentro de poco tendremos la confrontación con los Vulturis, y es mejor con la mente despejada– Esme detuvo la pelea antes de que llegara a más, o que se dijeran cosas hirientes.

Habían pasado dos días, las cosas no mejoraron entre Bella y Lydia, pero no podían pelear como niñas a casa rato, en ese momento todos los vampiros, junto a los lobos estaban en el prado, esperando la llegada de los Vulturis, Lydia no llamó a su familia por pedido de Carlisle, quien aún tenía esperanza de que no hubiera lucha.

Los Vulturis aparecieron alineados en una formación rígida y formal, pero no se trataba de una marcha a pesar de su avance. Pasaban entre los árboles en perfecta sincronía, de ahí ese desplazamiento suyo tan desenvuelto.

Las posiciones en las zonas exteriores del destacamento estaban ocupadas por
miembros equipados con ropajes grises, pero la tonalidad se iba oscureciendo hasta llegar al más intenso de los negros en el centro de la formación. Era imposible verles los rostros, ensombrecidos y ocultos por las capuchas.

No se logró ver la orden de desplegar la formación, tal vez porque no hubo indicación alguna, sino milenios de práctica.

Progresaron con lentitud, sin prisa, ni tensión, ni ansiedad. Era el paso
de quién se creía invencible. Los Vulturis se habían mostrado demasiado disciplinados hasta aquel momento, como si quisieran no evidenciar emoción alguna. No demostraron asombro ni consternación ante el grupo de vampiros que los esperaba. Tampoco se sorprendieron al ver al lobo gigante situado en el centro de nuestra formación.

Eran treinta y dos, y eso sin contar
a las dos figuras de capas negras y aspecto frágil que merodeaban en la retaguardia. Parecían las esposas. Lo protegido de su posición sugería que no iban a participar en el ataque. Aun así, sobrepasaban en número Cullen, que eran diecinueve combatientes y siete testigos. Sin contar los 10 lobos.

–Así que han venido– comentó Vladimir a Stefan con un hilo de voz.

–Ahí están las damas, y toda la guardia– contestó Stefan, siseante –Míralos, todos juntitos. Hicimos bien en no intentarlo en Volterra.–

Y entonces, mientras los Vulturis avanzaban con paso lento y mayestático, como si esos efectivos no bastasen, otro grupo comenzó a ocupar las posiciones de retaguardia en el claro.

Incluso aunque los Cullen se las ingeniaran para neutralizar las ventajas de los Vulturis, ellos nos podrían aplastar por el simple
empuje físico de sus cuerpos. Incluso aunque matáran a Demetri, Jacob no iba a ser capaz de dejar atrás a todos ellos.

Lydia identificó a Irina mientras ella dudaba entre las dos compañías con una expresión diferente a la de todos los demás. No apartaba la mirada horrorizada de la posición de Tanya, situada en primera línea. Edward profirió un gruñido bajo pero elocuente.

–Alistair estaba en lo cierto– avisó a Carlisle.

El aludido interrogaba a Edward con la vista.

𝑻𝒉𝒆 𝑶𝒕𝒉𝒆𝒓 𝑺𝒘𝒂𝒏 [𝑱𝒂𝒔𝒑𝒆𝒓 𝑯𝒂𝒍𝒆] EditandoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ