Capítulo II

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Liberó una estruendosa carcajada. Su amiga situada al costado, la avistó con extrañeza, pues lo mencionado por Matías no había sido lo suficientemente gracioso como para provocar tan exagerada reacción. Mas nadie lo notó, al fin y al cabo…todos navegaban sobre la misma órbita.

—Una completa zo.rra—habló Matías—Eso fue, una maldita y jo.dida pe.rra

— ¿Quién?—continuó Alan, sorbiendo hasta la última gota del brebaje

—Tu madre—mofó Damián, de ojos diminutos. La risotada se hizo oír, abarcando completa dimensión en el área. Ni la escandalera que propalaba el equipo musical era más prominente que las desorbitantes carcajadas

Caroline alcanzó la botella de ginebra y la vertió dentro la copa plástica. Dedicó sumo esmero en la acción con tal de demostrar que no estaba tan mareada como verdaderamente se sentía.

—Un, dos, tres voy a beber—secundó la letra de la canción, bajo murmullos, murmullos que sólo penetraron los sentidos auditivos de su amiga, al margen de ésta

—Un, dos, tres…estás ebria—burló. Caroline la observó deficientemente

—Por supuesto que no—sonó convincente. Lograba pronunciar palabras claras y prominentes, pero su incesante tendencia a elevar la voz cuando se entablaba una conversación con ella y la desbordante risa que difundía por mínimas cosas, le era un eminente delator al estado en el que se hallaba

—Oh, claro—manifestó en ironía. Bebió del néctar. Isabel pudo haber compartido junto a los demás con un vaso de aquel líquido embriagador, sin embargo su salud la privaba de ingerir cualquier tipo de bebida alcohólica. La epilepsia no era un trastorno al cual debía verse en vano. No obstante, a la chica le causaba gracia ser espectadora de las concurrentes bufonadas que procedía a efectuar un sujeto en estado de ebriedad

—Estoy feliz, sólo eso—Caroline contestó

—Pues la competencia está realmente reñida entre tú y Alejandra—le dirigió una pronta mirada a la muchacha del otro borde— ¿Cuál de las dos se encuentra más feliz?

— ¡Lo detesto!—chilló Alejandra— ¡Infeliz! ¿Qué quiere que haga? Me le he acercado, pero el muy idiota no ve más allá de sus narices—continuó—Tan lindo…—quejó—Tan imbécil

Caroline sonrió divertida.

— ¿Hombres? —bufó. Le avecinó el trago— ¡Al diablo con ellos! ¡A beber se ha dicho! —clamó. Alejandra alzó su copa y la colisionó con la de Caroline, brindando

Isabel desaprobó con la cabeza.

¿Es así como pretendes olvidarlo? —musitó en el oído de la castaña. La joven viró con una atadura obstruyéndole la garganta y el corazón oprimido en su pecho, mas no dijo nada

La noche marchó entre persistentes risas y las continuas protestas de Isabel por lo fastidioso que resultaba el haber costeado su propio néctar, para que luego los demás se lo bebieran.

Esas pequeñas reuniones de muchachos del mismo salón se habían tornado habitual semana tras semana. Reuniones cuya única finalidad era beber.

Caroline parecía aturdida. El camino a casa quedaba cruzando algunas calles, al otro lado del puente. La chica se sostuvo del brazo de Alejandra, mientras atravesaban la vía en asistencia de la noche. Una fría ventisca las arrolló, provocando que ambas se estremecieran a sobremanera. Ca.rajo, si su madre la descubriera vagar por los despoblados pasajes, jamás nunca volvería a dejarla poner un pie fuera de casa.

La muchacha buscó el juego de llaves en el saquillo trasero de su pantalón. Introdujo la primera llave, pero no era la acertada, tampoco la segunda...ni la tercera. Caroline percibió como sus sentidos se avivaban y el mareo originado por el alcohol se esfumó de repente.

—No me lo vas a creer—expresó Caroline, desasosegada. No hizo falta una explicación, su rostro revelaba el motivo de la inquietud

—Me estas tomando el pelo—dijo, alarmada. Caroline negó— ¡Nos hemos quedado afuera a las tres de la mañana!

Y no hubo a quien llamar para solucionar el conflicto. Su madre se encontraba en la casa de campo junto a Felix y Billy. El enrejado del condominio residencial estaba asegurado y no había forma de entrar sin una llave.

Caroline desesperó. Nada resultaba bien en su vida. Todo era una jo.dida mi.erda.

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Lamento mucho el capítulo aburrido, pero saben que ir demasiado rápido no es lo mío.

¡Feliz año nuevo! 

El Corazón Sabe lo que Quiere |l.h (Book #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora