Bitter Sweet Symphony

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Caminaba con una botella de vodka en la mano por todo el lugar, dirigiéndose a la tumba en la que se encontraban sepultados los restos del que alguna vez fue su mejor amigo. 

Al rededor de tres meses habían pasado desde que le lograron arrebatar a la única persona que se había vuelto cercana a el desde hace un largo tiempo, aun le dolía como el primer instante y no podía evitarlo. Se culpaba, por no haber estado ahí con el aunque sea para acompañarlo y morir a su lado, se lamentaba cada día el no haber llegado a tiempo al lugar y mas encima que los que le habían arrebatado la vida a su compañero siguieran libres. 

Se detuvo frente a la tumba, una sonrisa amarga se asomo por su rostro y acaricio las letras de la leyenda que ponía sobre esta.

 "Alexander Ivanov"

"20 de mayo de 2020"

"Guardaremos en nuestra mente tu mejor sonrisa y vivirás por siempre en nuestros corazones. Servir y proteger."

Dio un largo trago a la botella, cerro los ojos recordando cada momento que vivió con el chico que se encontraba bajo la lapida y lloro. Lloro por que su pesar era demasiado, por que todas las personas que se intentaban acercar a el terminaban siempre lastimadas, por que la vida no era justa con el. Le preguntaba cada jodida noche a aquel Dios del que tanto hablaba la gente, ¿cuanto mas voy a tener que sufrir para que estés feliz?...pero jamas obtenía respuesta. 

Sentía que le había fallado a todo el mundo, toda su familia y su malla lo habían necesitado y el no pudo hacer nada. La impotencia lo estaba matando lentamente, cada vez era mas grande la depresión que se adueñaba de su vida, se sentía infinitamente solo. En su vida no había nadie que le llenara el vació que su familia y amigos le habían dejado, el personalmente se había encargado de alejar a todo el mundo para en un futuro evitar sufrimiento innecesario, en el cuerpo con sus agentes y superiores mantenía una personalidad fría y distante, fuera del trabajo su vida social era inexistente. Lo único que hacia era ir a su trabajo, cumplir su jornada y volver a casa a emborracharse para luego dormir, de vez en cuando como hoy tomaba una pequeña desviación para visitar a su mejor amigo y contarle su día o a veces solo se quedaba admirando la lapida en silencio.

Vivía por y para el cuerpo, por que lo único que le daba sentido a su vida era defender a la ciudad, protegerla de la delincuencia y encerrar a las malas personas que ahí habitaban, para evitar que siguieran haciendo mas daño, si no tuviera eso no tenia dudas que ya se hubiera pegado un tiro. 

-Te extraño tanto Ivanov...-  Susurro mirando la lapida con tristeza.

Y vaya que lo extrañaba, junto a el había podido abrirse y ser el mismo durante un buen tiempo. Habia compartido risas, juntos le habían gastado varias bromas a Conway que claramente fueron sancionadas pero no importaba, por que siempre se divertía y aun haciendo mil flexiones seguían bromeando entre ellos apostando para ver quien las terminaba mas rápido. El chico se preocupaba por el y eso le agradaba, era una de las cosas que mas le dolía de ahora negarse a tener relaciones con las demás personas, el necesitar un poco de cariño y no poderlo recibir con gusto, si no con miedo. Un ejemplo claro de esto era Horacio, ese chico carismático y alegre que había logrado robarle el frió y duro corazón al ruso, sonrió de lado al recordarlo. 

Recordó cuando lo conoció en comisaria, había ido a poner una denuncia junto con Gustabo y Segismundo, en un principio le parecía irritante e infantil además de prepotente, los primeros días que trabajaban en comisaria siempre lo miraba dándoselas de chulo cosa que le fastidiaba bastante. Pero luego con el paso del tiempo comenzó a notar pequeños detalles, como su cambio de actitud cuando le hablaba, de ser un extrovertido que gritaba en lugar de hablar pasaba en menos de un segundo a reducir el volumen de su voz a uno más suave y tranquilo. Siempre le halagaba diciéndole que el era su favorito dentro del CNP, le decía que se miraba guapo, notaba como siempre que compartían palabras el chico se ponía nervioso y jugaba con sus dedos. Era todo lo contrario a el, el estaba lleno de vida y un positivismo admirable, siempre buscaba como ayudar a las demás personas a pesar de que el se encontrara destrozado como lo demostró cuando asesinaron a Torrente y Horacio le abrazo, le presto su hombro para llorar y el lo acepto a sabiendas de que el pobre niño había visto como acribillaban a su compañero ante sus ojos sin piedad, después de haber recibido dos tiros en las piernas y para terminar sufriendo el anterior rechazo del comisario, le demostró lo mucho que le quería cuando aun pasando por todo eso, le abrazo y le consoló sin dudar.

My songs for you || VolkacioWhere stories live. Discover now