Había tenacidad en la voz del hombre que aún no podía llamar "tío". Me concentré en el exterior borroso y grisáceo. Aunque quise calmarme, fue imposible al ser consciente de que ellos podían sentir mi corazón acelerado por el pavor y la impotencia que la situación causaba en mí.

No lloré. No quise ser débil como siempre lo era, detestaba serlo. Mamá me dijo un día que llorar no era sinónimo de debilidad, que había que ser muy valiente para mostrar nuestros sentimientos. Pero no me sentía valiente, en absoluto.

Yo me paralizaba frente al miedo, dejaba que mi mente se quedase en blanco y esperaba ser salvado. Odiaba lo inútil que podía llegar a ser. Y estaba cansado de ello.

La culpa de ser tratado como un niño indefenso no era de nadie más que mía. Yo no hablaba, no imponía mis opiniones, yo me quedaba rezagado esperando que "los adultos" lo resolviesen todo. Pero ya no era un niño.

Masajeé en círculos sobre la tela que cubría mi vientre. Tengo que ser valiente, ya no se trata de mí.

Sentí el fuego extenderse desde mi pecho hasta arder en mis ojos. El reflejo en el cristal me devolvió la imagen de mis ojos oscuros tornándose dorados.

Tal vez seguía siendo un niño, pero tenía a un lobo dentro de mí. Y era hora de dejarlo salir.

-¡Detén el auto!

Taeyong saltó en su sitio torciendo la cabeza hacia atrás, vi su confusión y volví a gritar, más fuerte esta vez.

-¡Detente!

Lo hizo de golpe. Nuestros cuerpos se sacudieron hacia adelante antes de rebotar en los asientos.

Podía sentir la mirada incrédula de ambos. Incluso cuando Jeno intentó hablarme, yo mantuve los ojos en Taeyong.

-Jaem-

-No confío en ti- dije, me estiré hacia los asientos de adelante y quité las llaves hasta que el motor del auto se apagó a un costado de la carretera-. No nos moveremos hasta que nos expliques lo que sucede.

Mi confianza flaqueó luego de cinco segundos en silencio, pero en cuanto vi a Jeno y me recibió con una media sonrisa orgullosa, yo solo quise sonreír también. Por supuesto no lo hice, de por si no era bueno intimidando a la gente así que una sonrisa solo me condenaría al fracaso.

-Ya lo oíste- susurró Jeno recostándose en el asiento, como si supiese que no nos moveríamos en un rato-. Habla.

Taeyong maldijo por lo bajo.

-Creí que no habías sacado los genes de nuestra familia, pero ahí están, hablas casi como un dictador.

-Tengo a quién salir, ¿No lo crees?- hice un pequeño gesto soberbio con mis labios.

Se rió tosco, pero enseguida la seriedad volvió a su rostro.

-Lo explicaré rápido, realmente temo que no tengamos tanto tiempo- apreté las llaves con fuerza, incluso si comenzaba a sangrar, yo no las soltaría-. Mi hermano no solo está rodeado de humanas, hay dos brujas viviendo con él, hace algunas horas estábamos discutiendo por... No importa ahora. La cosa es que esa mujer, Selene, nos interrumpió y dijo que había captado algo, algo de verdad malo.

-¿Qué más dijo?- insistí.

Taeyong miró a Jeno por un segundo, fruncí las cejas y también le miré, este solo asintió levemente y cerró los ojos como si no quisiese ver la bomba estallar.

-Es sobre tu manada, Jaemin. Los sintió acercarse, dijo algo sobre que los lobos tenían esta clase de lazo que unía a una manada como una gigantesca telaraña.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now