Capitulo 11

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Cuando subieron al carruaje Svetlana los miro. 

— Ya que no te gustan las mentiras voy a tener que decírtelo para que veas que me merezco que me hagas parte de tus cosas. — Ella deletreó su nombre en lenguaje de señas. — Tenemos el mismo padre. No sé qué fue lo que te dijo Ilya y voltee la mirada para no saber. Supongo que debías saberlo para hablar cuando no esté en la habitación. 

 Viajaron en silencio en el carruaje y Svetlana miró admirada a su hermano. Podía ver la tensión en Ilya, pero su hermano sí que sabía disimular y contenerse. Más que importante era. Lo único que había llegado a leer era que un hombre tenía información. Decidió no saber pues no quería problemas con su silencioso pero buen hermano. 

El viaje se le hizo eterno a Mikhail. En cuestión de minutos sabrían donde estaba Victoria. Hacía tres semanas que estaba desaparecida y aunque habría creído que utilizaría el dinero en el primer lugar donde se encontraba ella había sido precavida. Sabía por Ilya, su fiel Ilya que ella se había ido a Surrey primeramente y que ahí se acababa la única pista que tenía la familia. 

 Sacar dinero de un banco a otro era un engorroso asunto pero no imposible. 

— Southampton. — Dijo Ilya con seguridad. — Ella se encuentra en Southampton. Y según el mapa coincide Señor Mikhail. 

 Él miro el mapa que le mostraba Ilya confundido. 

— ¿A donde quería irse? — Murmuró perplejo. 

— No hay nada ahí más que agua y puertos. — Murmuró Ilya y el lo miro al darse cuenta de que quizá esa era la idea. 

— Prepara mis cosas. — Ordenó Mikhail cambiándose para salir. 

— ¿Que va a hacer cuando la encuentre? 

— No lo se. 

 Le dijo y salió de la habitación. 

 Al subir al carruaje suspiro. Ilya se quedaría a cargo de su hermana y la casa así que iba realmente solo a buscarla. 

 No sabia por que lo hacía, y se negaba a pensar más allá de eso. Le preocupaba que este sola. Estúpida familia, pensó que la habían orillado a hacer eso. Ponerse en peligro así marchándose en un viaje tan largo sola. Sabía que a ellos le preocupaba por su discapacidad. Odiaba esa palabra, ella no era discapacitada. Y le molestaba saber que las personas la consideraban inferior por tener un problema en la pierna. El viaje se le hizo eterno. 

  Tardó tres días en llegar y estaba hosco y sucio cuando llegó a la primer posada

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  Tardó tres días en llegar y estaba hosco y sucio cuando llegó a la primer posada. No estaba ahí, debió suponerlo se dijo. No lo iba a hacer fácil, busco en las demás posadas hasta que en la más alejada el posadero le confirmó que una viuda se hospedaba ahí con su descripción. 

— La señora se sienta todas las tardes en el banco al sur de la bahía. — Le dijo mirándolo preocupado. 

 Ni siquiera se cambió, se dirigió directamente a verla. Al verla sentada sola sintió como la paz volvía a su tenso cuerpo. Su cabello volaba al viento y su bastón estaba apoyado a su lado. 

Entre Orquídeas y Secretos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora