•.⚜ La dulce tragedia ⚜.•

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¿Por qué se odia el mundo?

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¿Por qué se odia el mundo?

¿Qué precio tiene la vida?

¿Por qué hay que temerle a la muerte?


Una y otra vez, la humanidad ha caído en la misma cuenta al rememorar los hechos del pasado, tendemos a no aprender de nuestros errores.

Una guerra mata y mutila no solo de manera física a las personas, las priva de gozar las maravillas que trae el futuro y la vida.

Escombros, ruinas y oscuras sombras de muerte, lo que antes era una bella ciudad con una gran escuela, un balneario, una iglesia y la estación más grande del país, era solo cenizas.

Entre las secuelas de la guerra, un viejo auto negro se abría paso con cautela, como si fuera manejado sobre una delgada capa de hielo.

El pequeño travieso no despegaba los ojos de la ventana, en su corta vida jamás había recorrido avenidas que gritaban desde sus suelos la palabra muerte.

El orfelinato era de los pocos edificios que estaba en uso, lo que antes era un bonito hotel albergaba ahora a todos los seres que con total inocencia pagaban el costo más caro de ese conflicto, niños.

Huérfanos de padres y madres valientes, que en vida lucharon por defender ideologías que no eran propias, soldados y médicos, enfermeras y trabajadores cuyas ciudades fueron atacadas sin compasión.

Cansado de estirarse, el niño de 10 años se acomodó en el duro asiento, apretaba sus manos intrigado por el paradero de su hermana casi una recién nacida.

Emilly Overland era una de las miles de víctimas colaterales, una costurera que desapareció una tarde de primavera mientras laboraba clandestinamente en una fábrica de tela cuando la Triple Alianza tomara Armemtières, un aproximado de mil mujeres fueron tomadas de los 70,000 prisioneros ese día.

La bella dama de cabello chocolate y ojos de cielo, era madre soltera de dos pequeños niños, Jackson y Adelly que quedaban en la orfandad.

-hemos llegado.

El auto se detuvo frente a un edificio de fachada horrible, sin daños graves en la estructura, pero cubierto de manchas de humo, pólvora y sangre seca.

Preocupado, el pequeño Jack bajo y con sus azules ojos investigó a detalle todo lo que le rodeaba, escaneo el edificio y los escombros a su lado, las casas y edificios en mejor estado ya estaban habitadas por sobrevivientes e indigentes, y pensar que eso antes era un bello pueblo francés.

Tras el cristal ᴼᶰᵉˢʰᵒᵒᵗWhere stories live. Discover now