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Capitulo uno: Brillo de lentejuela.

Girando en la esquina con las manos bailando samba sobre él volante, las luces del auto estaban iluminado la calle. La niebla se estaba paseando por ahí en la noche a la luz de su compañera Luna y sus seguidoras las estrellas, dejando todo él humo de su cigarro en la calle. Y si fuera lo suficientemente espeso, las luces del volkswagen o cualquier otro auto serian inútiles, y probablemente dos autos se encontrarían, besándose entre si con un ruidoso golpe y mucha sangre caliente. Suerte para Hiccup, la niebla esa noche no era espesa y las luces podían hacerle frente al frío e húmedo humo.

Él hombre de cabello castaño suspiró mientras pasaba la palma de su mano por la cara, si fuera para auto consuelo o despabilar: no lo sabia. Había sido uno de esos días malos. Sin pasajes y poco dinero en él bolsillo y estaba deprimido. Culpa a la lluvia torrencial de invierno por eso, amigo.

Piso él acelerador cuando la luz verde le dio la pasada, sin saber a quien había saludado solo de instinto, como marino que ve a su superior de frente y tiene el movimiento tan marcado que sus músculos trabajan y se mueven solos. Eran las diez de la noche, casi las las once solo por dos minutos. Y Hiccup aun no entendía porque seguida dando vueltas por la manzana como alma en pena que busca dirección o significado. Aunque tal vez era porque no quería llegar a casa y encontrar la frivolidad que lo esperaba en él sofá, en la cocina, en la habitación y en cada centímetro de sus paredes de cemento. Se estaba comenzando cansar del frío y del sentimiento de apnea que se había instalado en sus pulmones cada vez que pisaba él umbral de la puerta chueca de su casa y no recibía saludo, ni mirada. Su taxi fiel, con calefacción y su lista de música favorita era bastante mas apetecible que una cama de sabanas blancas frías y la espalda con lunares de una mujer que ya ni te miraba.

¿Cuando había sido la última vez que él y Camicazi se había dado un beso?

A lo lejos, surge de entre las tinieblas, como un luz salvadora, una figura femenina enfundada con un traje de lentejuelas plateadas y tacones rojos alzo la mano pidiéndole la parada, mientras él cigarro de color azul terminaba de apagarse entre los dedos de la otra mano. Ella incluso salto un poco, escogiendo no gritar para no despertar a nadie que viviera cerca. Estaba algo borracha, y 'algo' era suficiente como para blandir sus garras contra cualquiera que la molestara. Y quería evitar pelea, porque después lamer las heridas de batalla era muy tedioso y lo único que ella quería, era dormir y dormir y nunca despertar. Además de pisotear él poco amor que aun le quedaba de ese... Sujeto.

Hiccup se detuvo frente la señorita. Conteniendo él aliento y apretando él manubrio discretamente cuando estuvo lo suficiente cerca para apreciar a la dama. Era una rubia preciosa. Con piernas largas y labios rojos. Con un escote pegado a la espalda que llegaba justo a la gloria de toda su retaguardia. Con él pelo enchulado y una lágrima negra rodando por la mejilla. Sonriendo, sin que las palabras salieran, le ofreció un saludo con la mano que pareció suficiente.

-Hola...-Dijo, apoyándola las uñas de color azul marino en él marco de la ventana.-Gracias por detenerte.-

Asintiendo, Hiccup le pidió entrar. Ignorando como él retrovisor le mostró mas que unos talones definidos y deliciosos. Fue excitante, muy excitante.

Partiendo camino, miro por él espejo hacia atrás. Viéndola sacar un cigarro de aspecto tan raro y extravagante, que casi quiso reírse. Ella era una mujer de las altas. Su facha lo decía. Pero aun así, desprendía ese aire de simpleza y humildad a la que no mucha gente podía oler. Pillando desprevenida su mirada. Sus radiantes ojos azules y sus pestañas crespas y su delineador lo cautivan por momentos breves, haciéndolo sonrojarse y mirar hacia otro lado nervioso. Pero sus ojos, malditos sean los bastardos. Bailan nerviosos otra vez hacia el retrovisor, solo para ver él escote, con el corte en V un poco mas abajo de lo que debería. Hiccup juro ver un pequeño lunar en él pecho derecho... Tosiendo derrepente por haberse ahogado con saliva, aparentemente porque sus neuronas están tan borrachas como lo estuvo él en su fiesta de 18 años, no atinan a hacer sinapsis.-¿T-Donde la llevó?- Preguntó, casi sin voz y con la boca seca.

La joven rubia lo mira una vez más y sonríe, un pequeño destello de su colmillo perlado se ve por la comisura del labio rojo.-Hacia la entrada del pasaje Deadly Nadder.-

Asintiendo aun medio encantado por la belleza de la mujer en él asiento trasero y su embriagadora fragancia a frutilla, Hiccup mueve él manubrio por instinto, moviendo los pies entre él acelerador y él frente para estabilizar la velocidad del auto cuando cambia de calle y dobla. Sofoca un silbido de asombro cuando finalmente se da cuenta hacia donde se dirige. Los barrios altos de Berk. Donde él pasto esta mas parejo y bien cortado y no desordenado y con algunos dientes de león. Donde las flores están en maceteros de greda lisa y no en hoyas pequeñas o tasas con diseños que están quebradas. Y Donde las casas son pulcras, grandes y todas iguales pintadas de blanco o gris aburrido, sin manchas de tierra o pintura descascarada o grietas en la pared que normalmente tienen todas las casas mas abajo. Los barrios altos son mas bonitos que los mas bajos, pero son pobres de algo que no sea completamente puro, son pobres de la belleza de algo que no es completamente civilizado. Barrios que son tan perfectos pero tan vacíos que la hermosura de algo salvaje no existe. Y a Hiccup no le gustaban.

Hiccup los conoce, podría decir que tan bien como su mano, su nariz o su pie. Vivió la mitad de su vida entre paredes de blanco perfecto, jugando con una pelota roja de goma en pasto resto y perfecto y observando los maceteros de greda lisa cuando estaba muy aburrido. Tiene recuerdos bonitos de sus primeros 10 años en esos barrios. Pero de ahí en adelante, es que como si la cinta de su vida comenzara a quemarse y oscurecerse. Hiccup se estremece violentamente y mira por él retrovisor, esperando que la señorita rubia de atrás no lo note. Pero va demasiado atrapada en la ventana y las luces de la calle en la penumbra como para notarlo. Sus ojos están nublados y lejanos, probablemente recordando lo que sea que la haya hecho llorar antes de que él la recogiera en su humilde taxi negro, distraída mente secándose unas pocas lágrimas que habían rodado por sus mejillas con los dedos y que él ni siquiera había visto caer

Y fue silencioso... y incómodo.

-Entonces... ¿Por quien llora, señorita?-Hiccup pregunta, cauteloso pero lo suficientemente fuerte como para sacarla de su mente. No quería parecer un metiche frente a alguien tan bello, pero la curiosidad aveces es como una voz en su cabeza.

Ella le ofrece una mirada, pensando en que contestar mientras mira él cuero del la espalda del asiento del copiloto frente a ella. Y él espera, paciente, pero realmente sin esperar alguna respuesta a su pregunta. Pero luego ella se encoge de hombros.
-Por un tipo. No vale la pena pronunciar su nombre.-Ella dice, bastante brusco y rencoroso. Y Hiccup siente la necesidad de aportar algo.

-Entonces, tampoco debería valer sus lágrimas. Si me permite opinar.-Dice con una sonrisa pequeña, mirando hacia al frente. Aun sin atreverse a mirarla por él espejo.

Y ella sonríe ante sus palabras, con la mirada fija hacia él frente, mirando él perfil del hombre ser iluminado por una mezcla ligera de la luz de la Luna y la de la Calle.-Supongo que si, pero una infidelidad no es fácil de superar.-

Ella dice. Y Hiccup asiente, sin creer posible que exista un imbécil tan grande como para osar liberar de entre sus brazos a un ángel rubio tan bonito y hermoso y radiante. Era un pecado incluso pensar en gritarle a una mujer tan bella o hacerla derramar lágrimas. Algo prohibido.

-Es un imbécil.-Admite, antes de que pueda controlarse para callarse. Pero ve que ella sonríe mientras mira la ventana. Otra vez alejando sus ojos de su mirada para centrarse en la luces artificiales de afuera o tal vez las del cielo o las de los autos de la autopista. Esta demasiado perdido en su bonita sonrisa como para decidir en cual de ellas centra su atención.

-Si. Lo es.-







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⏰ Última actualización: Jul 20, 2020 ⏰

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