09. Perdidos.

283 27 11
                                    



09. Perdidos.





Puedo escucharlos pelear tras de mi, de alguna manera, esto se ha vuelto normal. También soy capaz de escuchar el parloteo sin remedio del otro sujeto junto a mi. Sin prestar mucha atención a lo que me rodea, estamos lejos del grupo, por lo que actuar de esta manera no es peligroso para ninguno. —¡Solías intimidarlo! Obviamente no confío en tí—Ann le gritó, corriendo a alcanzarme para tomar mi brazo mientras seguíamos caminando. Dedicándole esa mirada de enojo al azabache.




—¡Pues ahora soy su novio! No me importa si confías o no en mi—Nos alcanzó, separándola de mí al pasar entre los dos, han estado manteniendo ese tipo de discusión por algunos días, desde que Ann se enteró de todo ha estado más sobreprotectora que antes. Después de todo, no puede pasar de alto cada una de las veces que ellos disfrutaron de molestarme. ¿Por cuánto más seguirán con eso?





Estábamos de excursión por parte de esa materia que compartimos juntos, realizando una caminata dónde varios minutos atrás, habíamos dejado a todos atrás.





—A nadie le importa, par de tontos—Usami se quejó, pasando su brazo por mis hombros para alejarme un poco de esos dos. —Ahora, en lo que realmente debemos enfocarnos es en ayudarme a arreglar las cosas con Misaki—y ahí estaba de nuevo, el único tema por el que está persona ya no me molestaba como antes. ¿Debería agradecerle a Misaki?



—Usami-san, te lo dije, Misaki regresó a Inglaterra la semana pasada—No había que mentir, era la verdad, y él lo sabía. Sorpresivamente, ellos dos si se llevaron bien, aunque no se bien que clase de malentendido hubo entre ambos que Misaki no quiso decirme los detalles, pero parecía algo molesto cuando tomó su vuelo de regreso. —Además, dije que si él no quería no habría nada que pudiera hacer—



—Tenemos un trato, no olvides eso—respondió. Escuchando esos pasos tras nosotros, era la gente que iba alcanzándonos. Quitó su brazo de mis hombros, golpeando mi cabeza cuando varios compañeros de la clase pasaron junto a nosotros, viéndonos detenidamente. Solo ví como se encogía sus hombros con esa sonrisa, para adelantar su paso. Disimular, él si que disfrutaba eso.



—¿Tienen que seguir haciendo eso?—Ann preguntó. Viendo cómo ese par se alejaba de nosotros.



—¿Recuerdas lo loca que estuviste la semana en que lo descubriste?—le recordé, recibiendo esa mala mirada de su parte.—Bien, ahora imagina que todos se enteren—



—Supongo que tienes razón—


Enemigos de dia, amantes de noche; Sekaiichi HatsukoiWo Geschichten leben. Entdecke jetzt