2017

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COLOCAR PÁGINA
EN MODO OSCURO




















Mis amigos no caminan, ellos corren. La adrenalina está envuelta alrededor de sus auras. Se meten desnudos en madrigueras por diversión. Sus partes íntimas son las únicas cubiertas por la ropa interior. Otros explotan globos con pistolas, y no de juguete. Se drogan con helio, y nuestras voces suenan tan chistosas que no préstamos atención a las consecuencias.

Uno de los chicos viene hacia nosotros con las manos heridas, se lastimó con las espinas del ramo de rosas que recogió. Él indiferente a su dolor, nos lanza el ramo. Pintamos rosas blancas de rojo, justo como lo hacía Alicia en el país de las maravillas.

Giro la cabeza a mis costados y cada sombra es de la cabeza de una persona diferente. Más niños se nos unieron.

El helio que aspiré me da vueltas en la cabeza como un tren de juguete, haciéndome decir palabras sin sentido.

—Este sueño es un asesino.

—Emborrachandose con la oruga azul —ríe el chico a mí lado.

Tiene una botella con un líquido azul. Todos beben de él y arrugan el rostro, riéndose. Todos estamos perdiendo los sentidos.

Tanteo mi rostro, clavando mis uñas. Estoy arrancando la piel de mi cara. La suave piel se resbala de mis dedos, y un ardor irritante calienta mi rostro. Tal vez hago esto porque odio estar a salvo, a salvo de mí.

Los normales me dan miedo. Los locos me hacen sentir cuerda. Estoy loca.

—Cariño, estoy loca.

Los demás me ven petrificados y asombrados. Se miran los unos a los otros, y uno se acerca con su camisa en manos. Me pide inclinar la cabeza, y a su vez, el introduce su camisa por mí cabeza, amarrando el final de ésta en mi cuello, dejándome la vista en oscuridad. Siento el filo de unas tijeras que van recortando unos agujeros para poder ver mejor.

—¿Soy la amiga más loca que alguna vez hayan tenido?

La sola pregunta me hizo sonreír.

—¿O creen que soy una psicópata? ¿Creen que estoy ida? —continué, sin escuchar respuestas—. Díganle al psiquiatra que algo anda mal —sugerí, desafiando su confianza.

—Pirada —gruñe, una pelirroja. ¿Creen que llamo la atención?

—Completamente chiflada —acepté— ¿Te gusto más cuando estoy mal de la cabeza? —prosigo—. Te diré un secreto, no estoy alarmada, ¿Y qué si estoy loca? Las mejores personas lo están.

Sus miradas se posan en mi, interesados. Rebusco en uno de los bolsillos de mi vestido, sin encontrar nada. ¿Dónde está mi receta?. Me desespero, corriendo lejos del grupo. Escucho que me llaman, y los ignoro. La casa del psiquiatra no queda lejos. Es el único que me puede ayudar. Mis piernas se deslizan, tropiezan, en el pavimento. Ya salí del bosque. Continúo corriendo hasta detenerme frente a su casa. Toco repetidas veces, con notable insistencia.

—Doctor, doctor, por favor, escuche —le digo, cuando abrió la puerta—. Mi cerebro está disperso, y quiero que me ayude en algo. Tu puedes ser Alicia y yo seré el sombrerero loco.

La máscara hecha por la camisa de aquel niño me dificulta respirar y hablar con normalidad.

—Creo que tú también estás loco, sé que estás ido, y quizás esa sea la razón por la que nos llevamos tan bien.

—Todas las mejores personas están locas —corroboró, el doctor.

Desenvolví la camiseta de mí cara y la dejé caer al suelo. Me acerqué a abrazarlo, manchando de sangre su bata de médico.





















No creía en el amor a primera vista hasta que ustedes entraron aquí :'3

No creía en el amor a primera vista hasta que ustedes entraron aquí :'3

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MELANIE MARTÍNEZ Where stories live. Discover now