❝forjado en la guerra, nacido de la muerte, salvado por el amor.❞
Evanora Lacroix había perdido a su madre, lo que la obliga a regresar a su antiguo hogar bajo la tutela de su único familiar vivo . Sin embargo, jamás pensó verse envuelta en un mundo...
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LA NOTICIA DE LA MUERTE DE GWENDOLINE LACROIX, se había esparcido por Forks, conmocionando a más de uno. Después de todo, ella y su difunto esposo eran oriundos de aquel lugar y familia del jefe de policía, Charlie Swan. Para este último, aquella noticia había sido como un balde de agua fría, sobre todo, por lo difícil que había sido superar la muerte de su hermano y ahora, le tocaba llorar la perdida de su cuñada y gran amiga. Por lo mismo, y recordando la promesa que le hizo en su lecho de muerte a William, no había dudado en reclamar la tuición de Evanora. Charlie era consciente de que aquella chiquilla no contaba con ningún otro familiar y sabía que Gwendoline hubiese preferido que su adorada niña la cuidara uno de su amigos y no cualquier otra persona.
Evanora soltó un largo y sonoro suspiro cuando vio a su tío a lo lejos. Trago con fuerza, era la segunda vez que veía a Charlie desde el funeral de su madre y desde que inicio la tramitación de su tutela hasta que cumpliera la mayoría de edad. Le seguía pareciendo extraño volver a aquel pueblo que alguna vez fue su hogar, pero las cosas eran así momentáneamente. Sujeto su maleta con un agarre fuerte, ignorando aquella punzada en el pecho que siempre aparecía en cuanto pensaba en su madre y caminó hacia él a paso firme. Los brazos de su tío no tardaron en envolverla en un cariñoso abrazo y Evanora no pudo evitar soltar un par de lagrimas silenciosas.
──Todo estará bien, Nora ──murmuró Charlie, acariciando el cabello de su sobrina y soltando un suspiro. Evanora deseo poder creerle.
Charlie tomó su maleta y pasó uno de sus brazos por los hombros de la chica, dirigiéndola a la salida del aeropuerto donde se encontraba estacionado su vehículo policial. Evanora se tensó al instante, sabía que no podía evitar los automóviles de por vida.
──Tranquila, Nora—dijo Charlie al notar lo tensa que se encontraba su sobrina──. La distancia entre Port Ángeles y Forks no es mucha. Prometo ir a una velocidad prudente y pararé si te sientes muy incómoda.
