recuerdos hermosos

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-Peeta, en la entrevista dijiste que estás enamorado de mí desde que tienes uso de razón. ¿Cuándo empezó esa razón?

-Bueno, a ver... Supongo que el primer día de clase. Teníamos cinco años y tú llevabas un vestido de cuadros rojos y el pelo..., el pelo recogido en dos trenzas, en vez de una. [...] Así que, ese día, en la clase de música, la maestra preguntó quién se sabía la canción del valle. Tú levantaste la mano como una bala. Ella te puso de pie sobre un taburete y te hizo cantarla para nosotros. Te juro que todos los pájaros de fuera se callaron.

-Venga ya -repuse, riéndome.

-No, de verdad. Y, justo cuando terminó la canción, lo supe: estaba perdido. Después, durante los once años siguientes, intenté reunir el valor suficiente para hablar contigo.

-Sin mucho éxito.

-Sin mucho éxito. Así que, en cierto modo, el que saliese mi nombre en la cosecha fue un golpe de buena suerte.

-Tienes una... memoria asombrosa -comento, vacilante.

-Lo recuerdo todo sobre ti -responde él, poniéndome un mechón suelto detrás de la oreja-. Eras la única que no se daba cuenta.

en busca de papaWhere stories live. Discover now