Fase #2 || Lucia

11 3 0
                                    

Ana & Enrique

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ana & Enrique

Seguía sin creerlo, él me estaba engañando con mi dama de compañía; Jane Seymur. La tradición era algo inaceptable para mí, sabía que algún día pasaría pero no creí que sería tan pronto.

Observaba dormir plácidamente a Elizabeth, la única hija que logró sobrevivir.

—Oh, mi dulce Elizabeth. —acaricié sus rojizos cabellos mientras una lágrima silenciosa caía por mi mejilla. Una mano se posó en mi hombro, sabía quien era.—. Su Majestad.

Él solo se quedó viendo a nuestra hija, luego puso su mano en mi barbilla haciendo que lo mirase.

—Debiste tener un varón. —soltó con sequedad, dejé a la niña en su cuna de oro.—. Estás maldita, Isabel, no has podido concebir un solo niño.

—¿No querrá decir que usted está maldito? —levanté mi frente, jamás sería sumisa.—. Su antigua esposa; Catalina, solo puedo tener una hija sana.

—¡Cállate! ¡Ustedes son las malditas!

—Jamás, yo nunca me tragaré sus engaños. ¡Soy Ana Bolena y no me callaré nunca más! —no, no sería otra mujer a la que engañan y se calla.

—¡Guardias! —gritó Enrique, no se dignó a mirarme y eso me dió una mala espina.—. Lleven a la reina a la torre.

¿A la torre? ¿¡Qué!?

—Su Majestad ¿Qué hace? ¿Por qué a la torre? —cuestioné conmocionada, mi corazón comenzó a acelerarse; él no podía hacerme esto.

—Mañana serás ejecutada por herejía, adulterio y lo más importante; no darle herederos al trono inglés. —se dio media vuelta y se marchó mientras a mi me arrastraban por todo el castillo.

Al llegar a la torre me arrojaron con poca sutileza, mi vida que tanto me había costado ganar se estaba derrumbando.

•••

El gran día llegó, las muchachas traían en sus manos un vestido blanco y comenzaron a atarme el pelo para que mi cuello sea más fácil de cortar.

Entre las mujeres estaba ella; Jane Seymur, la cual me miraba con pena y se acercó a quitarme los aretes y el collar.

—Ana, cuando bajen las escaleras los guardias te dejarán ir. —susurró en mi oído, luego me sonrió y se fue mirando por última vez a la que alguna vez fue su señora.

No sabía si confiar en ella o no, pero era lo último que me quedaba. Empezamos a descender y ahí fue cuando los guardias se arrojaron escaleras abajo.

Es ahora o nunca, me repetía tres veces antes de salir corriendo. Pasé por partes que nunca jamás había visto, a las afueras del palacio me esperaba un carruaje y en la puerta Jane.

Sexy LoveWhere stories live. Discover now