Capítulo VIII: Manigoldo

83 22 18
                                    

Las vacaciones se avecinaban, Kardia y yo sabíamos que era hora de hacer planes. Pensaba en ir al cine, en ir a la librería y visitar universidades. Estaba muy emocionado, se notaba en mi tono de voz cada vez que hablaba.

Kardia por una extraña razón no compartía mi entusiasmo.

- ¿Qué sucede?

- No sé si regresaré luego de las vacaciones..

¿Qué?...

- Mi familia no quiere que regrese a la escuela, te quería pedir que nos cambiemos de escuela, hay que buscar otra, le decimos a nuestros padres que hablen para que nos toque juntos en la misma habitación... Dégel por favor...

No podía salir del asombro, Kardia quería dejar de intentar también. Pero yo no podía irme así de fácil.

- Kardia... yo...

- Piénsalo, solo piénsalo... por favor - podía escuchar a Kardia rogando, supe que él también quisiera escapar, todo este tiempo pensaba en mí y pensaba lo fuerte que era Kardia y si no era así.

- Lo siento, yo sí tengo que quedarme - dije firme no tengo que preguntarme más - lo siento, mi querido amigo entiendo tu decisión y espero que entiendas la mía, necesito respuestas, no puedo irme así.

- No, no no no. Dégel, si tu te quedas yo me quedo. No sé cómo haré pero estaré contigo, me quedaré contigo.

Luego sentí los brazos de Kardia rodeándome, cómo lo valoraba, qué hice para merecerlo, dime.

- Kardia, ya no tienes que protegerme más. Por favor... detente... no te hagas más daño.

Él no me respondió.

-

Deuteros se paró en la mesa del lobby y gritó:

- ¿Saben qué hora es?

El entusiasmo era nulo. Vi a Manigoldo a mi costado y vi lo incómodo que se sentía. Todos sabíamos qué día era, mañana empezábamos a irnos a casa. En noviembre regresaremos, pero como todas las vacaciones, teníamos un ritual antes de irnos, jugar verdad y reto.

Siempre era una piedra en el zapato, solía ser divertido, pero este año no lo era. Me aterraba que preguntaran cosas y a Kardia también. Era una sensación silenciosa e incómoda y no solo era yo.

Vi la cara de Dohko, él se escondió en su habitación y no lo volvimos a ver de nuevo hasta el día siguiente. Deuteros también lo notó y tampoco insistió, era evidente su dolor y había que respetarlo.

Kardia y yo nos miramos, sentí una inseguridad entraña en él. Pero de igual manera fuimos a la habitación de Deuteros, ese día Sage lo reservaba para nosotros, había alcohol, pero a pesar de estar prohibido, él no intervenía. 

Todos nos sentamos en un gran círculo, excepto Dohko, era una sensación nueva, todos los años estábamos de la misma forma pero estaban Shion y Dohko y era interesante ver sus reacciones cuando Deuteros los molestaba. Pero este año no era así. 

Deuteros empezó a girar la botella que estaba al centro del círculo. La botella había señalado a Sisifo y a Albafica.

- ¿Verdad o reto? - Sísifo no podía salir de su entusiasmo, podía ver lo nervioso que estaba Albafica y lo inquietos que estaba Manigoldo.

- Verdad - eligió un lujo que no me podía permitir.

-Acabas de elegir verdad... ¿De quién estás enamorado, Albafica?

Manigoldo saltó un poco, vi cómo se sonrojaba, pero también vi preocupación y desesperación. Es evidente los sentimiento que sentía por él, pero...

- No puedo decirlo...

Ese fue el primer golpe a Manigoldo.

- Él es mayor que yo, nos conocimos por casualidad en un cafetería... ahora es el que más se preocupa por mí y por lo que ha pasado...

Manigoldo miró hacia el otro lado y sentí tanta pena por él... no era correspondido. Pero los corazones rotos son parte de la juventud ¿no?

Manigoldo se paró y afirmó ya no querer jugar. Era evidente, Albafica se sintió mal por él, trató de seguirlo con la miraba, era lo único que se permitía hacer.

- Bueno dejemos esas caras, a quién le toca? ¿No te toca a ti Deuteros? - Sísifo dijo demasiado emocionado.

En el fondo tenían razón, Dohko hubiera estado ahí, se hubiera reído con nosotros pero tampoco lo culpo.

-Sí, giro giro... Me toca girar - agarró la botella y la impulsó....

Ay no...

- Dégel jajaja, no voy a olvidar este momento ¿verdad o reto?

No podía con la presión, otra vez todos me estaban mirando pero Kardia no. Se sentía incómodo ¿Iba a tener uno de sus ataques? Él no podía tomar alcohol ¿se sentía mareado?

No quería elegir verdad, tenía miedo que me preguntaran del asesinato, tenía miedo que de ese tema salieran preguntas sobre Seraphina, que tal si lo jodia todo. No confiaba en mi nerviosismo y menos con alcohol.

-Reto... -escupí.

-UHHHHHH - por qué todos actúan así.

Deuteros me sonrió y esa expresión me dio un mal presentimiento. Como si en estos momentos estuviera a punto de jugar conmigo. Deuteros no era malo, pero le gustaba divertirse a veces y no todas su bromas eran amables.

- Dégel tienes que besar a Kardia...

Otra vez ese silencio, más bien mi silencio.

Giré y miré a Kardia, nunca olvidaré su cara, él no quería hacerlo, sus cejas estaban fruncidas en una tristeza y una impotencia, no entendía  esto. Se supone que sólo era un beso. Por qué parecía que le doliera tanto. Me iba a disculpar con él luego, la próxima pensaría más las cosas y tendría que ser más valiente, elegir verdad y aguantar.

¿POR QUÉ TUVE QUE METERTE EN ESTO?

Era evidente que Kardia no quería, parece que la noche era ideal para romper corazones, por que sentí el mío romperse.

- No lo haré, quiero el castig-

- No puedes - dijo Deuteros de una sola vez - sabes que los castigos no son buenos...

- ¡QUE LO HAGA! ¡VAMOS DÉGEL! Sólo es un beso, como las obras de teatro - En ese momento pensé Sisifo te odio.

- Compartimos habitación, creo que no sería adecuado.

Ya no podía mirar a Kardia, me dolía, temía  que nuestra amistad sea de diferente forma, se malograra, prefería sufrir antes que perderlo.

No me pregunten por qué lo hice, no sé si fue el alcohol o si fue los gritos de mis compañeros.

Me acerqué, agarré el rostro de Kardia y lo besé. Fue un beso extraño, no pensé que así se sentiría besarlo, me gustó la textura de sus labios, pero sus ojos me destrozaba. Nunca me odié tanto por ello.

Por qué me esforzaba en hacerme daño, siempre me hacía daño. Kardia me empujó y salió corriendo de la habitación, salí tras de él.

Afuera estaba Manigoldo con los brazos cruzados.

- Te rechazaron también ¿no? Lo peor es que nunca te dijeron nada, pero sus acciones valen más que mil palabras...

Manigoldo estaba llorando.

-

Recordé lo qué pasó hace un año.

- Mañana sales también ¿no? Qué tal si salimos juntos estas vacaciones... -Albafica sonrió sutilmente a Manigoldo.

Creo que ese fue el momento en que él se empezó a interesar en él. Una acción tan inverosímil podía ser el mundo para otra. Pero Albafica qué iba saber.

Yo qué iba saber cada vez que Kardia me abrazaba y qué él iba saber ahora sobre el beso que le di... no sabíamos nada...

Jasmine Nights (Saint Seiya)Where stories live. Discover now