Gélido parte 2

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Antes que lean decidí poner "Bardo de Laketown" y "thranduil de Mirkwood" para acortar por que me daba pereza estar escribiendo "Bardo de la ciudad del lago"  y así. 

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La nieve solo se ha intensificado en los últimos minutos y, a pesar de su gran abrigo de lana, Bardo se estremecía mientras esperaba afuera de la tienda de Thranduil. Mientras tanto, para mantenerse ocupado, sus ojos estudiaban la delicada armadura dorada de los guardias de Thranduil. Parecía que esas hermosas criaturas tenían un punto extremadamente débil por las cosas brillantes, reflexionó en silencio, mientras que los elfos intercambiaban palabras sin que él entendiera nada.

Finalmente se le ordenó entrar y casi vacilante, pasó junto a los guardias hacia la calidez de la tienda que lo abrazó al instante en que entró mientras numerosas velas y antorchas ardían en cada esquina de la habitación.

"Llegas tarde, Bardo" comentó Thranduil con indiferencia justo en el momento que Bardo había atravesado la pesada cortina. El estaba parado en el otro extremo de la habitación, de espaldas a la puerta, con el pelo largo y pálido resaltando contra la seda oscura y el terciopelo que llevaba. Era una tontería pensar que Thranduil aún usaría su armadura en un entorno tan privado, se dio cuenta Bardo, pero nunca antes había visto al rey elfo usando otra cosa.

Bard jadeó audiblemente y permaneció a medio camino congelado en la puerta mientras sus ojos vagaban desde la cabeza del Rey hacia su espalda, observando los músculos flexionarse debajo de la prenda. El aroma dulce y terroso provocado por velas perfumadas mezcladas con toques de fragancia de una serie de flores silvestres secas en una mesa cercana que casi le quita el aliento y se olvidó por completo de responder a la pregunta del rey.

Pronto su mirada se desvío y observó todo a su alrededor. Bardo estaba completamente desconcertado por la belleza pura de todo el lugar. Esta tienda provisional ofrecía más comodidad de la que Bardo había creído posible, había un esplendor que no esperaba encontrar en las antiguas ruinas de Dale. Su propia tienda era un intento débil en comparación.

Lentamente, Thranduil se dio la vuelta para fijar su mirada hacia la entrada de la tienda, mientras sostenía una copa plateada llena de vino en sus delgados dedos. Bardo seguía de pie como una estatua de mármol sin vida, incapaz de apartar su mirada del rey del bosque negro.

El hecho de que ahora podía ver los ojos azules brillando en la tenue luz, y cómo la suave luz naranja de las llamas bailaba sobre la piel brillante del elfo no resolvió el asunto. Bardo sabía que no era sano ni seguro mirar de esa manera, pero sus ojos tenían voluntad propia.

"Supongo que no tiene que decir nada en su defensa, ya que ha permanecido en silencio durante los últimos momentos, pero sea bienvenido", comentó Thranduil, aparentemente impresionado por la mirada descarada de Bardo.

Las pocas palabras que siguieron, fueron para despachar a sus guardias personales, Bardo sólo pudo escuchar detrás de la tela de la tienda los pasos de los guardias llendose del lugar.

"Rey Thranduil" Bardo finalmente ofreció una pequeña reverencia, mientras trataba de ordenar sus pensamientos. "¿Me ha llamado? ¿Cómo puedo serle de ayuda?

Thranduil tomó un gran sorbo de su propia copa antes de comenzar a hablar en voz baja: "Mis propias provisiones de comida y vino son abundantes y usted mismo me ha dicho que su gente sufre hambre, y lo más probable es que no sea la excepción en esta miseria. "era la primera vez que veía sonreír al rey de Mirkwood y casi le quita el aliento una vez más, pero trató de no mostrar ninguna emoción, temeroso de la reacción que podría obtener.

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