XXXIV

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Ariana's POV

No hay mejor sensación que compartir algo tan importante, con la persona que más quieres en éste mundo.

Harry me acompañó por todo el local saludando a las personas, y luego cenó conmigo. Fue él quién realizo el brindis en mi honor. Me cantó una canción con los chicos, e inclusive hicimos un dueto en Hooneymoon Avenue. No puedo amarlo más, literalmente no puedo. Él en tan poco tiempo se ha metido tan profundo en mi pecho, que me dolería tanto que se fuera.

Si antes no creía en las relaciones de largos años, debía empezar a hacerlo, porque nunca lo voy a dejar ir, nunca.

Eran las 2 de la madrugada cuando me llevó a casa. Mi jeep estaba cargado de regalos que habían traído para mi. Los chicos se habían ido hacia unos minutos, y Harry se ofreció a traerme a casa.

Me ayudó a bajar los regalos, dejándolos en una esquina de la sala de estar en mi casa.

— ¿Te quedas? –le pregunté, aunque sabía que lo haría de igual manera.

Él solo sonrió maléficamente mientras se acercaba a mi.

— ¿Hoy es el día en que me enseñarás tu casa, chica fresa? –se burló mientras tomaba mi cintura en sus manos, y me acercaba a él.

— Es de madrugada, y los zapatos me han matado los pies. ¿Puede ser mañana? –negocié.

— Está bien linda. Vamos a la cama, me estoy muriendo por hacerte el «amor» –dijo citando mis palabras dichas anteriormente.

Le di un leve codazo en el estómago, y lo conduje por las escaleras hasta llegar a la puerta de mi habitación. Ésta estaba bastante ordenada, aunque incluso recuerdo haber tirado todo mi armario fuera buscando que ponerme para la fiesta.

«Premia a tus amas de casa por eso» Hecho.

Lo primero que hice al entrar fue quitarme los zapatos. Sentí un enorme alivio en mis pies cuando lo hice, lo que me hizo sacar un suspiro de los labios.

— Estás tan guapa con negro... ¿Podemos perdernos entre las sábanas más rápido?

— ¡Harry!

— ¿Qué? Ha pasado una semana y media desde la última vez que lo hicimos –dijo.

— ¿Cuentas los días?

— Bueno... No es que fuera la gran cosa –susurró con las mejillas sonrojadas.

— ¡Lo has admitido! –me burlé riendo.

— Olvidemos eso. ¿Te puedo quitar el vestido ya? Por favooooor –pidió haciendo un puchero.

— Primero tienes que ataparme –le guiñé el ojo antes de salir corriendo.

Escuché sus pasos siguiéndome, así que corrí lo más fuerte al lugar que tanto amaba cuando necesitaba inspiración. Doblé por los pasillos tratando de no chocar contra los adornos, y una vez que llegué a la puerta la abrí cerrándola lentamente para evitar que Harry escuchara.

Escuché sus pasos afuera, y luego escuché como abría la puerta del frente, donde tenía mi colección de máscaras de Halloween. Un grito espeluznante resonó haciendo eco por todos los sitios posibles.

Riendo abrí la puerta, encendiendo la luz y caminé hacia donde estaba Harry gritando.

— ¡Hey! Está bien, sólo es mi colección –le aseguré aguantando la risa.

Él me abrazó con tanta fuerza, que hizo que los dos nos cayéramos al suelo, él sobre mí.

— ¡Ay Dios mío! Sentí que iba a morir de ver eso –dijo pausadamente.

Dos grandes lágrimas resbalaron por sus mejillas, y su cuerpo empezó a temblar.

— ¿Estás bien? –le pregunté. Estaba de cierto modo preocupada por él.

— ¡¿Cómo quieres que esté bien si me he topado con un bicho raro?! –medio gritó.

Ésta vez no pude contener la risa. Estallé en carcajadas, que hasta inclusive me sacaron las lágrimas.

— ¿Te asusta mi colección de máscaras? –reí mientras trataba de coger aire.

— ¿Cómo pretendes que no, si son las tres de la mañana y está oscuro? –dijo con ironía.

Le tomé de las mejillas, y limpié las lágrimas que había en ellas.

— Súper Ariana está aquí para protegerte –le guiñé, ganándome una risita leve.

— Te amo mi amor –susurró apretando sus labios con los míos.

— Te amo incluso más–-le aseguré mientras lo besaba. Ésta vez durando más.

We 1: Honeymoon Avenue ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora